Somos las últimas. Mientras cerramos las luces del despacho, surgen las confidencias. Entre risas me cuenta que ya está totalmente convencida : María, su antigua compañera de piso, le ha echado mal de ojo.
Compartían vivienda y pago de alquiler, no los gastos de comunidad que por no haberlo dejado claro al principio, pagaba sólo ella. Compartían ordenador, que no cuota de Internet. Compartían diversión pero sólo una limpiaba. Desaparecían camisetas de su armario para a los pocos días, aparecer María con unas idénticas que aseguraba acababa de comprar.
La convivencia acabó fatal, y cada una se buscó un nuevo piso. Ana uno pequeño, que implicaba una vida más independiente y cinturón más estrecho.
De esto hará ya un año, y como los meses no se han sucedido con todo el éxito previsto, cada vez toma más cuerpo en su mente la idea del mal de ojo.
Habló con su primo, que para todo tiene remedio. Y siguió a pies juntillas su consejo: quemar romero y esparcir el humo por el piso.
Antes de seguir, debo decir que Ana es abogada, espabilada y supuestamente no muy crédula.
Antes de seguir, debo decir que Ana es abogada, espabilada y supuestamente no muy crédula.
Volvamos a la quema del romero. Parece fácil, pero por lo visto es bastante complicado ya que tenía que humear pero no arder. Así que quemaba el matojo en la cocina, daba dos pasos y en cuanto desaparecía el humo, corría a la cocina para volverlo a encender. El piso no es muy grande, pero la distancia entre la cocina y la habitación más lejana, es la suficiente como para tener que correr romero en una mano y un trapo en la otra por si se incendiaba algo. Y así poder rociar todo el espacio con el aire ahumado.
No sabe si tanto humo habrá intoxicado al mal de ojo, pero para el próximo viernes se han auto invitado a cenar a su casa, el hermano y la cuñadísima. Y eso, por la cara que pone, no es señal de buena suerte
Lo que sí tiene claro es que ahora la casa huele a humo, se ha resfriado por ventilar la casa en pleno invierno, el olor a chamuscado sigue presente, y el viernes tiene invitados de "compromiso" a cenar en casa.
¡Pobre chiquilla! Que rece, que rece, ya verás como desaparece todo mal, que ponga un crucifijo en su despacho y lo bese, y le dedique un pensamiento a Cristo crucificado. Se acaban los pesares y el alma se serena.
ResponderEliminarUn beso
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ResponderEliminarEl agua bendita hace milagros. La oración aún más. Un beso
ResponderEliminarConfianza en la oración ela todo lo puede muy unidas en oración y un abrazo en Jesús y María
ResponderEliminarHay quien se ríe de los dogmas de fe de la Iglesia y luego va y se cree cualquier cosa. Bueno, no digo que tu amiga se haya reido de nada, pero es que a veces sucede. Cuídala, que tiene pinta de estar un poco desesperada.
ResponderEliminarAy madre, la pobre. Pues nada ya sabes que tienes tarea con ella, muéstrale que el Señor es el único y que todo esto... no va con Él. Un abrazo
ResponderEliminarCuando no se cree en Dios y su Providencia, se cree en cualquier cosa. Dices que es espabilada, pero me entran dudas sobre la simetria de sus inteligencias (hay varias, dicen) En ésta no lleva la delantera. Pobre, vivir asustada de fantasmas y brujerías.....
ResponderEliminarSaludos
¡Ay! yo conozco un remedio infalible... el rezo del Santo Rosario...
ResponderEliminarUn abrazo.
Hola. Nada de ritos paganos, tenemos el agua bendita, oración de liberación del mismo librito rojo del manual de exorcismos y frecuentar los sacramentos.Consultar con el padre Fortea.Gracias.
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