sábado, 30 de abril de 2011

Ispa

Fue un momento de mucha luz, mogollón de energía, de vida que se escapaba a borbotones.

El viento, los robles, los búfalos, el mar y la estrellas, los gorriones y las montañas, los caballitos  de mar y la hierba.
Todo o casi todo lo creado contuvo la respiración y concentró su atención en ese fenómeno.

Tan centrados estaban que no se dieron cuenta de que de la explosión salió disparada una chispa.
Dio vueltas y vueltas con fuerza, y en una curva, en vez de volver al centro, salió volando hacia fuera.

Por decir algo, sospecho que en su escapada se  autoasigno sin darse cuenta, la tarea de anunciar la alegría.
Por ponerle un nombre, la llamaremos ispa.


Ispa lleva en su esencia la euforia y la vitalidad de ese día.
Se mueve por todos lados, y cuando menos te lo esperas, te tropiezas con ella y te empapa de vida.

Si algún día estás más gris, hay sitios en donde seguro puedes encontrarla. Otro día te cuento en donde.

¡Es tiempo de gozo y alegría!

domingo, 24 de abril de 2011

Luna del día de Pascua

Cuando me decían que de todas las criaturas del universo, el hombre era especial, yo, luna, callaba, sonreía y pensaba:
    Puede que le hayan concedido dones especiales.
    Puede que Dios sienta por las personas un cariño exclusivo
    Incluso puede que al hacerse Dios un simple hombre, elevara la categoría de la raza humana por encima de la de los otros seres creados.

Pero yo, la luna, cada noche cumplo con mi trabajo, apareciendo al atardecer y escondiéndome por la mañana.
Y simplemente realizando esta sencilla misión doy gloria a Dios.
Una noche, y la siguiente, y otra más. Así me siento realizada.
 
Y en cambio los hombres, aun los muy buenos, pueden dar gloria como mucho durante unos años, lo que dure su corta vida.
Y después… a saber para qué servían después
 
 Pero esta noche...
Una luz, mucha energía y un Cuerpo que vuelve a la vida.
Todo ha cambiado
Al sufrimiento, la enfermedad, la soledad, la angustia se les ha asignado una fecha de caducidad.
Ya no duraran por siempre. 
Además se les ha concedido un sentido. Tendrán también su fruto, su recompensa.
  
Después de esta noche, las personas podrán alabar a Dios, por siempre.
Vivos, reunidos en alegría y paz, sin sufrimientos,  podrán realizarse estallando en gritos de felicidad, murmurando alabanzas al Altísimo o cantando sin desafinar, sus glorias.
 
Juntos familiares, amigos, vecinos, generaciones enteras.
Unidos, felices, podrán adorarLo.
Eternamente.
Ahora sí creo que son privilegiados.

Y no tengo envidia, sino que me alegro.
Formo parte de esa vida terrestre, de seres que pueden llegar a dar gloria a Dios eternamente.
Si me dejaran, a partir de esta jornada, aparecería siempre llena, repleta de orgullo cada noche.
 
 
 
 
 

viernes, 22 de abril de 2011

Luna de viernes

Hoy la noche es distinta.
Me han contado las nubes, los terrores de esta tarde. Y casi he dado gracias por no haberlo presenciado.  
Aunque insisten  en afirmar que la hora de su muerte es ya una de las más gloriosas,  a mi me alegra pensar que ese privilegio no ha recaído en una de las horas de mis noches.

Ha muerto.
Esta noche,  la tierra está exhausta, agotada por observar tanto sufrimiento de su Dueño.

Esta noche, en los amigos del Señor reina el desaliento y el miedo.
 
Sin embargo el viento, que es fuente de sabiduría, esta vez no esparce el aroma tremendo de desesperación que surge tras los asesinatos crueles.
Hay algo en el aire de expectativa, de alerta, de germen de alegría.

Prometo estar atenta para no perderme lo que suceda

Quizás la novedad tenga que ver con algo que se observa desde mi perspectiva.
Dicen que tras su muerte, surgió agua y sangre de su pecho.
Eso yo no lo sé, yo no lo he visto.
Pero desde donde estoy, visión privilegiada, sí que he notado al salir esta noche, todo, absolutamente todo, empapado, calado, encharcado e  impregnado de Amor.
Aunque los de allá abajo, no parecen darse cuenta.

En los ojos de la Madre, desgastados por sufrir,  chispean brillos de esperanza.

Veremos que pasa.

Si le cuento al sol lo que esta noche he visto, no me creerá.

He visto al Señor sufrir una agonía en el alma.
Abandonado y en soledad, padecer la aterradora perversión del pecado.
Y aún así, decir "Así Sea"
He visto al mismo Dios Omnipotente maltratado, atado, llevado de un lado a otro, escupido y apaleado. 
Su carne desgarrada, su cara inflamada, su cabeza coronada de sangre.
Extenuado, sin dormir
Molido, destrozado.
Solo.


He visto como golpeaban a la Verdad con mentiras, a la Palabra con insultos y blasfemias.
Por todos lados se alzaban palabras que le acusaban.
Le calumnian, se burlan, reniegan, inventan.
Voces que humillan. Palabras asesinas que buscaban desgarrar a la misma Vida.
Traicionado por  los enemigos y por los amigos
Solo

He visto como tanto sufrimiento, tanta injusticia, no conseguía  romper su determinación de llegar al final y vencer.
Nada  conseguía ahogar su mirada de Amor, a pesar de los ojos totalmente hinchados y morados.

jueves, 21 de abril de 2011

Luna de Jueves Santo

He esperado inquieta la llegada de esta noche. Aparezco en el cielo.

Veo al Señor y sus amigos caminar hacia un huerto. Algo grande ha pasado en esa casa en donde han cenado, que todos salen tocados. Se les ve en la cara que están contentos, asombrados, inquietos. Con la alegría y el temor de quien intuye ya ha encontrado su sitio, su misión. Algo ha pasado allí dentro, en esa casa.

Les he preguntado a las estrellas, que siempre saben más cosas de las cuentan. Nunca explican lo malo, y de lo positivo solo lo que consideran oportuno.
Hoy, con cada centelleo tintinean un sonido, un "sí". Me dice un ángel que reflejan con sonido y brillos, la entrega renovada, donación diaria, de esos hombres que marcados como sacerdotes, harán posible que el Señor acompañe, alimente y reconforte a los peregrinos terrestres.

Y yo que no entiendo de que está hablando, sigo mirando.

Mientras caminan, comentan entre ellos algo de un cambio radical en la forma de contar, de medir.  Espero que no modifiquen las horas del día, o  mi aparición en los meses. Ahora que ya todo el firmamento tiene aprendidos los tiempos, un nuevo orden podría ser un desastre.
Pero no, parece que el cambio es en la medida del amor. Ya no se valorará poniendo como ejemplo el amor de un soldado a su patria, el de un sabio a la sabiduría, el de una pareja o el de una madre.
Ahora la unidad de medida del amor es el Señor.
Con toda la inmensa alegría, con todo el profundo dolor. 

Uno recuerda a su abuela. Cuando la nieta de apenas un añito, enfermó gravemente, agarraba al bebé y la abrazaba con fuerza, casi estrujándola.
Quería tenerla muy cerca, intentar transmitirle la vida que se le iba.
Con esa imaginación que tienen las abuelas, le decía que ojalá pudiera convertirse en pan, en alimento,  para poder estar aún más cerca de ella, para acompañar los latidos de su corazón, para demostrarle que estaba a su lado y no la iba a dejar sola.

Llegan al huerto.
Cada uno observa el corazón del Señor, y se miran el propio por dentro.
La diferencia es abismal. Los errores demasiados, algunos incluso están como incrustados en el alma. 
Necesitan ayuda. Alguien tendría que trabajar, que pagar mucho para poder rehacer sus almas y así tener la oportunidad de volver a empezar.

El Señor reza. Sus amigos duermen.

Creo que esta va a ser la noche más larga. También la definitiva.

Voy a seguir observando. Luego os cuento

miércoles, 20 de abril de 2011

Luna de miércoles

Esta noche he tenido más suerte, el Señor está sentado fuera. Llega la Madre y se sienta a su lado.
Los dos me miran, miran la luna ya casi llena.

María le cuenta otra vez el momento de la anunciación y cuando los pastores y los reyes fueron a adorarle a Belén. Juntos recuerdan la infancia, los amigos, los viajes, Egipto, Nazareth, los vecinos, la carpintería, los momentos de oración de los tres: Jesús, María y José, los discípulos, las comidas....

Un golpe de aire frío y la Madre se estremece.

El Señor sonríe, le pasa una manta por encima de los hombros y susurra: "No te dejaré sola, Mamá. Cuando llegue el momento, todo ocurrirá como está previsto. Es necesario. No tengas miedo". Ella, siempre preparada para seguir los pasos de su Hijo, también sonríe. Con mirada cómplice aunque esta vez algo triste.

Me dicen los ángeles, que en unos días, cuando El sufra, Ella también sufrirá con Él.  
Le dolerán sus golpes y será herida por los desprecios que Le dirijan.
Ambos sentirán el tormento de ver el suplicio del otro.
Casi agonizará con Él y si no llega a morir al mismo tiempo, será por algún milagro divino.

Amará como El le ha enseñado.
El y Ella lo saben. El sufrimiento se acerca. Y con él, la victoria definitiva.
Me queda poco para llegar a luna llena.

martes, 19 de abril de 2011

Luna de martes

Una noche más, una jornada menos.

Hoy sólo he podido ver al Señor un momento.

Un llanto ha roto el murmullo del atardecer. Una pequeña de dos años, que fuera de la vista de su madre corría intentando agarrar a un perro, ha tropezado. Al caer se ha asustado y ha roto en llanto. Jesús se acerca y al levantarla, la mano del Señor roza con una piedra y se hace un  rasguño. La pequeña ve la sangre e intenta curar la herida con un beso. Aunque de poco sirve, el Señor sonríe.

Un ángel me cuenta que pronto todo Su Cuerpo será un enorme rasguño y sólo se podrán ver en su piel, las señales de los  golpes. En vez de cariños, recibirá insultos crueles, feroces, despiadados. Se concentraran en Su Persona, el odio, la violencia, la soberbia, la maldad, los comportamientos inhumanos, desalmados,  sádicos.
Pero, dice el ángel, nada de eso conseguirá apagar su amor. 
Yo sólo puedo hablar de lo que he visto hoy: un rasguño que ha llenado de ternura la cara de la pequeña y del Señor.
Sospecho que aún veré, como dice el ángel, mayores dolores, mayores amores.
Hoy es martes.

lunes, 18 de abril de 2011

Luna de lunes

Esta noche, sólo aparecer ya lo he notado. El aire huele distinto

El aroma fresco de la noche se mezcla con la fragancia del perfume de nardo con que le han ungido los pies. Han creado un ambiente fresco y acogedor; precioso.

Ilumino el paso del atardecer a la noche, y veo a Jesús paseando con Lázaro, cerca de la casa.
Hablan de los tiempos, de las preocupaciones, de la familia de Lázaro y de la Madre de Jesús, de las alegrías, las aspiraciones, de cómo ha ido el día.
Hoy han venido multitudes para verlos. A Jesús por ser Jesús. A Lázaro como prueba de un milagro. Incluso alguien le ha dicho que quieren volver a matarlo para negar así su vuelta a la vida.

Jesús le escucha, le habla. Le dice, serio pero con una sonrisa, que estará con él, con ellos siempre.
Se agacha, agarra un puñado de tierra y la remueve entre los dedos. Esa tierra que puede dar fruto. Esa tierra que cuando los ajusticiados caen extenuados, entra en sus ojos, en su boca, en sus heridas y aumenta el sufrimiento.
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Hoy la noche huele a dolor y a esperanza
Más llena la luna, menos tiempo para el momento.


domingo, 17 de abril de 2011

Luna de domingo

El sol marca los momentos de día. Yo, la luna, marco los tiempos del mes.

Me lo ha contado el sol, en el breve instante en que hemos coincidido en el cielo. El día ha sido movido. La entrada en Jerusalén gloriosa.
La gente se ha volcado en el Señor. Gritaban, extendían sus mantos por el camino, movían ramitas y saludaban con gritos y alabanzas.
Avanzaban a su paso, y a cada paso se iba añadiendo más gente.
Unos curiosos, otros atraídos por la alegría y el festejo, los más buscando la mirada del Señor.
Los niños corrían detrás, delante y por todos lados.
Lo extranjeros, sorprendidos, preguntaban quién era ese que provocaba semejante movimiento.
Orgullosos, los de la ciudad contestaban “Jesús, el profeta”
Toda la ciudad conmovida, revolucionada.

El sol dice que él brillaba e iluminaba al Señor, orgulloso de que todo en orden estuviera.

Ya al atardecer yo misma he comprobado como a los amigos de Jesús les duraba el subidón de la mañana, como una borrachera larga.
Han visto como se reconocía públicamente el valor de su Maestro.
Le quieren y el que menos, intuye algo de su grandeza.
Se sienten orgullosos de poder decir que son discípulos suyos.
Hablan, cantan, comentan y no hay quien pueda quitarles la sonrisa del rostro.
Hoy les costará dormirse.

Atardece y el Señor sale fuera, a respirar la noche, a hablar con el Padre.

Yo, la luna, esta noche estoy un poquito más grande; sigo creciendo.
Pronto llegará el que será “el día”, el más grande de todos los tiempos, el que desbordará de amor y dolor.
Ojalá pudiera parar este proceso, y no llegar nunca a luna llena.
Pero Dios sabe más y quizás sea mejor no detenerlo.
Seré testigo de hasta que extremo puede querer un Dios.
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Crece la luna, se acerca el momento.
Empieza ya  Semana Santa


jueves, 14 de abril de 2011

Compartiendo fascinantes

Como el objetivo de este blog es compartir, os dejo dos entradas que me han fascinado, de otros blogs.

Nota: sshhh, no he pedido permiso a sus dueños para enlazar la entrada.
Espero que por estar ya casi en Semana Santa, no se enfaden, sean benévolos,  renuncien a  cobrar derechos de autor, y que nunca se entere  la S..G..A....E y reclame  cobrar su supuesta parte.



Sobre maquillaje o algo así

Sobre la vida o algo así
   
   

lunes, 4 de abril de 2011

Confetti para una semana alegre

En un rincón del despacho, duerme una pequeña máquina destructora color helado de vainilla.

Xavi dice que es como un buzón en donde tiras las cartas esperando que se desvanezcan y en unos días se materialicen en el buzón de otra casa.
La particularidad es que el destino de la información que entra en la destructora, es el país del olvido perpetuo.

Cuando la conectas, no hace ruido, sólo enciende una discreta luz verde. Al rozar la ranura con el borde de un papel, la máquina se despierta, ronronea y va atrapando la hoja, poco a poco, al tiempo que la corta en tiritas. Al final recoge en su interior un montón de cintas  de papel, ideales para proteger objetos delicados, o adornar una sala de fiestas.

Este año, quiero celebrar la Pascua, con  un montón de confetti, guirnaldas y serpentinas.
No utilizaré la destructora avainillada del despacho. Mi confetti será aun mejor.

Primero organizaré una recolecta de material. Iré a la caza y captura de todos los pensamientos inútiles y sin sentido. Los envenenados, desobedientes, los que enredan la cabeza y agotan el corazón, los mentirosos que prometen alegrías falsas, los egoístas, envidiosos,  desalentadores o tristes.

En cuanto aparezcan, los pillaré al vuelo sin dejar que se desplieguen.

Inmediatamente cerraré los ojos y los introduciré en mi destructora mental color caramelo. Ella se encargará de hacer desaparecer su esencia venenosa y convertirlos en tiras de pensamientos dulces que se irán depositando sobre una bandeja de chocolate.

Se acumularan serpentinas y confetti con forma  de estrella, globo, circulitos y cuadrados. Mi máquina también  cambiará su tono  apagado, en colores  alegres y festivos.

Como es muy silenciosa, para darle algo de ritmo,  susurraré piropos mientras ella transforma.

¡Será genial!

Tengo lo que queda hasta Semana Santa para deshacerme de los pensamientos grises,  generar  confetti y serpentinas y al mismo tiempo dejar espacio en la cabeza  para los pensamientos alegres.

Esta semana, almacenando confetti, definitivamente será una semana alegre.