Cuando vienen los dos de 9, el de 4 y la de 2, siempre piden jugar juntos a barcos piratas.
La peque solo puede hacer de pirata-princesa-hada si hay un adulto al lado vigilando. Ella es tremenda, ellos un tanto brutos, y aunque intentan ir con cuidado, siempre acaba llorando.
Si se quedan los tres jugando solos en la habitación, a los de 9 les recuerdo que hay uno de 4 que es más peque. Se hace daño más fácilmente y como controla menos, se acelera y puede romper algo sin darse cuenta.
Me consta que los mayores lo cuidan. Los tres o los cuatro contando a la pirata-princesa, se protegen. Y si los gemelos se pelean el de 4 intenta poner paz. Al final siempre perdonan y olvidan.
Se pasan la comida, se dan consejos, se enseñan entre ellos, se pegan, se perdonan, se dejan los pañuelos reciclados en trajes de piratas, se consuelan si lloran, se prestan la guarida, se insultan, corrigen al peque cuando convierte el juego en peligro….
Son primos pero se sienten responsables unos de otros, se quieren.
Cuidarse los unos de los otros. Como hermanos, como familia.
Perdonar, dar de comer, dar consejo, enseñar, dar posada, rezar, corregir, sufrir con paciencia, compartir los bienes…..
Son casi mandamientos para un juego entre primos, entre hermanos, entre amigos.
¡ Qué grande es Dios que nos dio tantos hermanos!