Marco de plata, austero, liso. Sin detalles, ni grabados. Sin relieves.
Solo un marco de plata.
Uno y otro y otro más; tres marcos iguales, sobrios.
Cada uno acoge la foto de una pareja. Unos intentan retener una gran risa que se escapa de sus labios cerrados; los otros reflejan en sus ojos infinita calma y felicidad; los terceros entrelazan sus manos para siempre.
Tres fotos de tres bodas, de tres días en los que la familia crece. Y para crecer una parte se aleja para unirse a otra mitad y entre los dos llegar más lejos y desarrollarse. Se adivinan en la ilusión de los rostros un futuro de alegrías y también de esfuerzos. De tristezas y sonrisas compartidas. De algunos dolores solitarios. Porvenir de aventuras, de éxitos y fracasos, de vida.
Son los tres hijos casados.
Esta tarde en la mesa del rincón, han colocado otro marco. Reborde negro, de un material como el plástico, ausencia de foto. ¿Será el que abrazará la boda del más joven? El pequeño siempre ha sido distinto, moderno y un tanto anárquico.
Llega la noche, la abuela se acerca al nuevo marco y se oye un click. De repente una foto de los abuelos aparece en el marco y se queda mirando fijamente a las tres fotos de los novios. No han podido observarla con calma, que ya se desplaza a la derecha, esfumándose para dejar paso a otra que dura cinco segundos y también se traslada.
Un tren de fotos va pasando: de niños, de mayores, de cumpleaños y de navidades. Casados con niños, abuelos, pasteles, paisajes…
En el salón tres marcos arraigados de fotos estables y uno nómada de imágenes errantes.
No es la foto esperada de la cuarta boda, ni un marco de plata, y es algo raro. Mas todos son memoria de la familia.
Los tres reciben al forastero con afecto de hermano.
¡Bienvenido sean los marcos digitales! jajaja.
ResponderEliminarUn abrazo.
Preciosa entrada para el forastero que lleva el peso, y en su interior la vida de toda una familia.
ResponderEliminarFeliz día. Un besazo
El año que viene, si vivo, le pediré a los Reyes un marco de esos. Me gustan mucho. Pero acabo de darme cuenta ahora, al leer su entrada. ¡Gracias!
ResponderEliminarLas nuevas tecnologías... es lo que tiene. No soy muy fan de este tipo de cosas, pero reconozco que tiene su encanto poder agrupar tantos recuerdos buenos en un mismo marco.
ResponderEliminarMiriam, me alegra mucho estar de vuelta por acá y venir a leerte con tranquilidad. Acabo de hacer un paseo por tus posts anteriores y siento que salgo de acá con un poco más de tranquilidad, eso transmites!
ResponderEliminarbesitos,
gracias,por su sencillez de compartir me ha gustado que elSñor te bendiga siempre y ÉL cuide de tien todo momento y todos los que amas muy unias en oración y un abrazo fuerte
ResponderEliminarYo como Fr. Vicens me acabo de enterar, ya sabe que somos un equipo Dalai Vicens y yo. Pediré uno a San Nicolás. Gracias por tus comentarios y un abrazo enorme, mujer de fe.
ResponderEliminarGracias que Dios cuide de ti y te acompañe siempre mi querida hermanamuy unidas en oración y un abrazo
ResponderEliminarUn jefe que tuve decía: "el hombre es el único animal que muere donde nace la mujer". Es la diferencia entre tener hijos e hijas.
ResponderEliminarMuy buena la entrada.
De verad de la buena que no vendo marcos.
ResponderEliminarMe choca mucho el contraste entre un marco que acoge a una foto una vez y para siempre y el otro que recoge el movimiento constante de la familia.
Estabilidad y movimiento, ambos necesarios.
El problema es que a veces nos equivocamos y cambiamos lo que tendría que ser para siempre y nos empeñamos en mantener inmovil lo que por naturaleza es susceptible de cambio.
Gracias a todos por comentar