martes, 6 de mayo de 2014

Dos años y medio

Tiene dos años y medio y se comunica por gestos y algún que otro sonido.
Hablar, lo que se dice hablar, poco. "Papá", "mamá", "aquí" y sobretodo "no" El resto de palabras las sustituye por mímica.
Le encantan los animales, sus conversaciones giran siempre alrededor de ellos. Mueve el brazo como una trompa de elefante,  gruñe y cierra los puños como un tigre, arruga la nariz como un conejo, o mueve la lengua como la serpiente.
Cuando quiere algo, y no somos capaces de descifrar sus gestos, se enfada. Cruza los brazos, baja la cabeza y frunce el ceño.
Le duran poco los enfados Quizás porque cruzar los cortos brazos sobre la barriguita de niño debe ser un tanto agotador  cansado. Quizás porque  no ha dejado que las complicaciones echen raíces en su cabeza.
Cuando está cansado, se acurruca y se duerme.

Lo observo y siento que esa tranquilidad  formaba parte de mi esencia.
¿En qué momento desaprendí a confiar? ¿Cuando olvidé como se descansa de verdad ?
Nunca es tarde para volver a aprender a disfrutar