martes, 7 de enero de 2014

Crónica de la tarde en la que aterrizaron los Reyes Magos

Las 17.13 h  y sigo dando vueltas intentando localizar el campo en donde aterrizará el helicóptero de Sus Majestades. De repente resuena su tremendo ruido y lo veo volar por encima mio. Así que el helicóptero se convierte en mi estrella, y me guía hasta el punto de encuentro. 
Allí , ya reunida con sobrinos, primos de sobrinos y adultos, los vemos bajar y dirigirse a las carrozas. Los pajes tiran caramelos que vamos recogiendo al vuelo 

Después de colocarnos estratégicamente en una calle con poca afluencia de gente, vemos pasar los diferentes camiones, barcos piratas, carrozas....  Y los caramelos nos caen esta vez casi casi directamente al bolsillo. Es lo que tiene el paso de los reyes por las ciudades pequeñas, es fácil localizar ese sitio en el que poder ver a los reyes bien cerquita y acabar rebozado de dulces. 

Al acabar, nos dirigimos a la ciudad vecina para acompañar a Sus Majestades en la adoración al Niño. Por lo visto son las ciudades las que les facilitan el vehículo de transporte; en cuanto llegan a una ciudad, se bajan de una carroza y suben a la que les facilita la localidad en la que entran.  Es aquí en donde Melchor se empieza a encontrar mal  De tanto en tanto baja de su trono, desciende de la carroza se acerca a una casa, llama y pregunta si puede pasar al baño. Cuando llegan a la iglesia, delega la adoración del Niño en su paje de confianza y él se retira.

Después de contemplar como dejan los Reyes sus ofrendas delante del pesebre viviente, los niños se van a sus casas a dormir y yo vuelvo a Barcelona  No sé si yo sigo a los Reyes o ellos a mi, pero ahora tengo que atravesar  la ciudad  evitando la cabalgata de la ciudad condal Otras carrozas, pero siempre los tres Reyes. Por intentar esquivar la comitiva, me pierdo y acabo en Hospitalet, ciudad vecina a Barcelona que para mi es como un laberinto; en cuanto entro allí no encuentro como salir. Mi principal obstáculo es siempre una vía del tren, protegida con un muro, que hay que cruzar para llegar a la avenida que sale de Barcelona y lleva al aeropuerto. El problema es que existen pocos puntos que permiten cruzarlo, y llegar a ellos es toda una odisea  Por suerte, por providencia, el coche que va delante mio parece que también busca la misma avenida. Lo persigo, mientras voy comprobando que sigue las señales que de tanto en tanto mencionan el aeropuerto.  Un par de veces gira en dirección contraria a lo que es mi objetivo La primera vez dudo, me pienso si seguirlo o no. Me da tiempo a mirar de reojo y constatar que mi coche guía sabe por donde va  y mi intuición sigue perdida, me hubiera llevado una vez más, contra el dichoso muro. 

Después de un montón de vueltas, llegamos los dos coches a la avenida. A pesar de los múltiples semáforos de Hospitalet ,empeñados en mantener su color rojo, y la velocidad limitada a 80 hasta casi casi dar de bruces con el aeropuerto, consigo llegar a tiempo.

Llega la familia, están agotados. Pagamos el tiquet en la máquina, lo llevo en la mano. Probamos dos o tres formas de encajar las maletas en el maletero. Al final conseguimos dibujar con el equipaje una especie de tetris, entran y más o menos aguantan dentro, no sé si a mucha presión. Llegamos a la salida del parquing y ... no encuentro el tiquet  Busco en mi bolso, busco en mi cartera, busco en los bolsillos. Y otra vez, bolso ,cartera, bolsillos.... No puede ser. Damos media vuelta con el coche y nos dirigimos  hacia la taquilla Mientras mi cuñado hace cola en la ventanilla de incidencias yo vuelvo a donde estaba aparcado el coche, Ese trocito de papel no se puede haber perdido en tan poco recorrido Y allí está¡
Justo cuando le tocaba el turno a mi cuñado, llego yo con el tiquet. Volvemos a subir al coche y hacia la salida pero... la máquina no acepta el tiquet. Probamos en una maquina, en otra, y nada. Aparece un letrerito que pide que nos dirijamos a caja. Volvemos a incidencias . Allí nos dicen que entre el pago del tiquet y la salida han pasado mas de 20 minutos , hemos de pagar la diferencia. Otra vez al cajero, pagamos, recogemos el tiquet y ... ahora sí que conseguimos salir del aeropuerto

 Conducía mi cuñado, que es el que conoce el camino más corto desde el aeropuerto a su casa. Llegamos. Bajan los sobrinos, bajan los adultos, bajan las maletas. Nos despedimos, me subo al coche y al minuto y medio  veo unas luces azules detrás mio. Un coche de la guardia urbana se para a mi lado y baja la ventanilla. Yo la bajo también, aunque no tengo claro que quieran hablar conmigo
- ¿Todo va bien? - me dice desde el interior de su coche
- Sí, claro.- respondo yo . Me sorprende tanta amabilidad mientras me pregunto porque piensan estos señores que me han atracado, o alguien me puede agredir o me pasa algo.
- ¿ Seguro? - me contesta desde el otro lado de la ventanilla 
Uff, eso a sonado a bronca de profesor. De repente mi ángel me sopla al oído, miro delante y ... Horror, las luces están apagadas. Estoy tan acostumbrada a que el coche enciende las luces automaticamente, y con tanta luz en la ciudad y el tablero medio encendido, que no he recordado encenderlas. Al bajar del coche, mi cuñado acostumbrado a apagar las luces, las ha apagado del todo, desconectando  el encendido automático. 
Las enciendo inmediatamente
- Lo siento, lo siento  - le digo agobiadísima- Es que acabo de arrancar, hace un momento y ...
- Ya la he visto salir . contesta muy serio - recuerde que son tres puntos.  
- Muchas gracias - le digo -  y aprovechando el semáforo en verde salgo alejándome de su vista lo más deprisa que puedo, dentro siempre de la ley .


Al fin llego a casa, y me siento en mi sillón sintiéndome al momento ya resguardada y fuera de peligros y aventuras. Cuanto mérito el de los Reyes Magos, que se pasan la noche dando vueltas por esta ciudad que a veces parece un laberinto-jungla.

3 comentarios:

  1. Hospitalet debe ser a Barcelona, lo que Moratalaz a Madrid. Cuando en el futuro hagan excavaciones encontrarán los esqueletos momificados de todos los que entraron y no supieron salir.

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  2. Buenos días Miriam. Cerca de perder 3 puntillos...uff! eso me ha pasado alguna vez, es que...nos acostumbramos tanto que perdemos la capacidad de ver, de asombrarnos, pues a ver que alcanzamos a ver en este nuevo día en el que nos Trae grandes presentes nuestro Rey. Un abrazo.

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  3. Es lo que se dice una tarde bien empleada.
    Buf qué agonía cuando tienes que bajar la ventanilla con la policía municipal, a mí también me perdonaron hace poco ¡ por saltarme el semáforo! ( total para pararme delante a tres metros con el atasco)

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