viernes, 8 de abril de 2016

Chispas de corazón

Estábamos las dos, hablando. Ella con la peque de tres meses en brazos y el bolso sobre el cochecito. 
Es una bebé muy buena Quizás por ser la quinta ha aprendido a callar y dormir cuando no están los hermanos, y  hacerse notar cuando los siente cerca.
Se acerca una señora, y  empieza a hablar con  Ana Le pregunta por la pequeña, por si tiene más niños...  Se le nota en los gestos, en las palabras, que algo no va bien. Ana le contesta mientras acuna a la bebé. 
La señora se va. Se acerca a una pareja  y les comenta algo. Vuelve, habla con mi amiga del tiempo, de los niños..., mientras mira a la pequeña. 
Parece que se va, pero vuelve. Al momento se lo repiensa y desandando el camino se aleja acercándose a tres jóvenes que están sentados en un banco. 
Recojo el bolso de Ana del cochecito y me lo cuelgo del hombro. Seguimos hablando
Sin darnos cuenta, la señora aparece otra vez a nuestro lado. Nos cuenta lo cara que está la vida, detallando los precios de los alimentos, para pasar a hablar sobre la educación de los jóvenes. 
Seguimos un rato la conversación, hasta que la bebé se echa a llorar;  tiene hambre. 
Ana me mira;  comentamos que ya nos tenemos que ir.
La señora mira a su alrededor, como  buscando a alguien. Se despide y se aleja
Mientras nos vamos, le comento a Ana, que yo temía por su bolso
Ella se ríe, y contesta
- Dirás que soy una tonta, algo loca y con demasiada fantasía, pero lo que  a mi me aterrorizaba es que pudiera robarme a la niña. 
Aunque Ana parezca "normal",  está loca,  loca de atar por sus niños

Jamás me cansaré de contemplar esa pasión de madre, resultado de mezclar  amor, ternura y sufrimiento. Es grande. 


     


1 comentario:

  1. Lamentablemente, ambos temores son muy comunes en nuestros tiempos. Lo lamentable es que más de una vez son fundados.

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