miércoles, 19 de diciembre de 2012

Consuelo. En el camino a Belén

Hasta que no vi los ojos de José.
Y la mirada  de María.
Y el brillo de la Vida que llevaba dentro, chispeando en los ojos de María

Siempre me había preguntado como Dios permitía tanta injusticia

Hasta que no vi la mirada de la Sagrada Familia
no caí en el dolor que Dios siente
al ver la insensibilidad,a veces crueldad,
con la que Sus hijos, hijos de Dios,
tratan a sus hermanos, también hijos de Dios

Desconsuelo de Dios que aumenta,
cuando la víctima es uno de sus hijos más débiles,
que tendría que ser custodiado por sus hermanos
a quienes Dios concedió mayor fortaleza.

Y lloré por no haber reducido  mis quejas al Altísimo,
y por no haber añadido
palabras de consuelo y amor al corazón herido del Padre.
                                         
                                            
                                                   

1 comentario:

  1. Sin dejar de lado las palabras de agradecimiento por los dones concedidos.

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