sábado, 7 de febrero de 2015

Vamos a preparar un número

He leído en la red, comentarios sobre esas cosas que cada uno creía de pequeño, y no tenían nada que ver con la realidad. 
Copio algunos de los comentarios y dejo el enlace por si queréis leer el resto.
Para empezar, mi aportación al tema
* Estaba jugando con mis sobrinos a preparar un número para representar antes sus padres. Cada vez que yo decía " vamos a preparar un número" la pequeña contestaba " el dos" o " el tres".   

Y ahora los de internet 

"Cuando a un amigo le dijeron que los Reyes eran los padres, preguntó: 'Entonces, ¿le tengo que mandar la carta a los padres de Melchor, Gaspar y Baltasar?”. (J. P.)

"Ver un partido de tenis suponía un conflicto personal para mí. Cada vez que escuchaba que un jugador 'le había roto el servicio' a otro, no entendía qué tenía que ver un inodoro en todo esto". (M. P.)

"De pequeña creía que estupendo era un insulto, así que cuando alguien me decía: 'Eres estúpida', yo respondía, 'estupendo'. Nadie me corregía, debía parecerles muy graciosa". (D. R.)

"Un recuerdo del verano eran los madrugones para ver los encierros de San Fermín. Cuando terminaban mis abuelos siempre comentaban lo mismo: 'Otra vez un toro retrasado ha cogido a un corredor'. Yo sentía pena porque siempre fuera un pobre animal discapacitado el que enganchara a un mozo. Aún escucho las risas de mis abuelos cuando me atreví a decirlo en alto". (A. M.)

"Gracias, es usted muy miserable' era una frase que la hermana de mi novia solía decirle a los camareros con la total convicción de que estaba usando un sinónimo de amable". (S. C.)

"Durante mucho tiempo mi sobrina estuvo convencida de que el señor que fabrica las agujas era el agujero". (M. B.)

"A mi casa traían cecina de León y no entendía por qué tenían que matar leones africanos para hacer comida". (P. M.)

"Cuando era pequeño pensaba que cuando el muñeco rojo del semáforo se iluminaba todo el mundo en la acera se tenía que parar, aunque no estuvieran esperando para cruzar". (J. R.)

"Cuando terminábamos de comer mi madre se levantaba, iba a la nevera y decía: '¿Qué queréis de postre?'. Todo iba bien hasta que un día fue mi hermano el que respondió: 'De depostre quiero...'. Nunca nadie le había corregido hasta el momento. Pasaron meses hasta que nos dimos cuenta". (J. M.)


Y el enlace clic--> Verne

        
   

No hay comentarios:

Publicar un comentario