La tarde iba sustituyendo la débil calidez del mediodía, por la frialdad del viento invernal.
Pasos y conversaciones se hacían más lentas y meditadas. El silencio iba ganando terreno.
Al grupo de caminantes, se incorporó un peregrino. Se dirigía a Jerusalén.
Su voz capto la atención de Noa. El peregrino compartía las palabras que había escuchado.
Ellas, sus palabras, despertaron el corazón de Noa
Link --- El Padre le dijo a su Hijo, pensando en cada uno de nosotros, “el que Tú amas está enfermo”