Poco antes de Navidad, de noche, por un resquicio de una ventana, se coló una tempestad de estrellitas. Como un torbellino, recorrieron todo el piso, de arriba a abajo Se metieron en los armarios, subieron al techo, acariciaron las alfombras.... y se fueron sin hacer ruido
Por la mañana solo vimos la ventana entreabierta; por la tarde encontramos su rastro Desparramadas por la casa, en pequeños grupos, montones de estrellitas hacían chispear el ambiente. En un jarrón de cristal, burbujeaban las redonditas; de la lampara de pie, caían en cascada lágrimas blancas. En en centro de mesa, unas rojas palpitaban enviando mensajes en clave a las pulguitas brillantes que se escondían en la planta de Navidad. Entrelazadas, las de luz blanca fría y las de luz blanca cálida hacían cosquillas a los libros .
Nos han acompañado todas las Navidades. Por las mañanas dormían, al atardecer se empezaban a activar, para centellear por la noche.
Ahora, pasadas fiestas, de un día para otro, han desaparecido Los muebles permanecen quietos, mudos, no quieren dar pistas sobre como se fueron. Las echo de menos. .En cuanto me despisto, mi mirada las busca, revisando paredes, lamparas, armarios, plantas. Pero ya no están.
Desde el otro lado de la ventana, el árbol me indica que me asome. Balanceando las ramas ha guiado mis ojos hacia el cielo
Y allí, bien altas, he podido volver a verlas ¡
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