lunes, 11 de julio de 2022

ramas

El árbol se asoma por la ventana, encuadra sus ramas en el cristal, y observa Dentro intento vencer la resistencia del movil. No quiere funcionar. El whtpp pide un código. Los mensajes no llegan. El teléfono no conecta La llamada es invisible. La pantalla se queja por la diferencia de hora... El árbol intenta aguantar la risa, pero no puede. Se rie, se balancea, y la yema de sus ramas roza los cristales... Alzo la mirada... todas las ramas bailan.

Portón

La señora Juana se ponía en estado de alerta en cuanto salía a la calle, y no volvía a relajarse hasta que ya de vuelta en casa, cerraba la puerta y dejaba el bolso en el segundo estante del armario. Ya estaba delante del portal. Dejó las bolsas en el suelo, y sin apartar la mirada de ellas, removió el bolso, buscando a ciegas la llave grande del portón. Volvió a coger las bolsas, y solo entonces deslizó su mirada hacia la puerta. La abrió y una vez traspasada la empujó con el hombro para cerrarla. Atravesó el patio común con una bolsa en cada mano, el bolso en el antegrazo y una argolla con las llaves colgadas del índice. Abrió la puerta de la casa, dejó el bolso, suspiró y se dirigió directamente a la cocina para colocar la compra en los armarios y la nevera. Cada vez que ordenaba o colocaba los alimentos en la cocina, se le venía a la mente la mirada cariñosa y exigente del abuelo. Sonreía. Recordaba cuando, siendo ella muy pequeña, el padre de su padre le decía que nunca debía retrasar realizar las tareas que más le costaban. Se le había quedado tan grabado, que casi le era imposible dejar cualquier quehacer para mas adelante... y cuanto más le costaba, más sonreía pensando en el abuelo Y todos pensaban que le resultaba muy fácil.