viernes, 3 de junio de 2011

Corazón sabio

Sábado 28 de mayo.
22.15h

Llego corriendo después de ver una gran parte del partido, directa a buscar una vela para la procesión.
Por el camino me encuentro con un caballero. Lo recuerdo de las reuniones de voluntarios de Corpus, en donde coincidíamos cada año.
Se le nota  algo especial en su  hablar, en la forma de moverse.
Este señor, corpulento de cuerpo y grande de alma, que organizaba eficientemente a su equipo de voluntarios, siempre con autoridad y respeto, parece haberse liberado de la seriedad de los adultos.
Nos saludamos y orgulloso, me enseña en el móvil la foto de Juan Pablo, su nieto de un año.
Mientras va pasando las imagenes, emocionado, me explica lo fantástico que es el peque.
Se echa a llorar.

Yo, que tengo el día “tovet” (¿cómo es la expresión en castellano?¿”blandito”?), empiezo a lagrimear
Nos despedimos  pero cuando se va a ir, vuelve sobre sus pasos y me dice con voz entrecortada:

-“Siento lo del llanto. Te explico, hace un par de años tuve varios infartos cerebrales. Ahora estoy jubilado con 55 años. Una de las consecuencias es que se me disparan las emociones”.

Dos enormes lagrimones recorren su mejilla

-“Pues yo cuando veo a alguien llorar con sentimiento, no puedo evitar el llanto"- le digo aguantando las lágrimas.

Nos echamos a reír los dos.

Se vuelve a despedir, esta vez con una petición, sencilla y directa, que me deja tocadísima.
Con la sonrisa mojada por las lágrimas, despacio y rellenando de cariño  cada palabra, pide:
-“Reza para que no me vuelva más tonto”

Estoy convencida de que, aún con las emociones descontroladas y la cabeza más lenta, está muy cerca de la Sabiduría.

Aquí un enlace a otro miembro del equipo de las lágrimas   Desconsuelo
 

6 comentarios:

  1. Hola Miriam, es triste pero es así, necesitamos infartos y desgracias para poder llorar y no sé que super premio tonto-lotto para sonreír; por Pamplona va la gente que parece enferma y estreñida. Hay que sonreír y si toca, también llorar.Un fuerte abrazo.

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  2. No necesito ningún infarto para llorar, estoy en ello, oye.
    Me ha encantado tu maravillosa entrada. Tierna, delicada, dulce...diferente y preciosa.
    Eres...¡como la entrada!

    Gracias por ser como eres.

    Un besazo y feliz día a todos.

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  3. Qué envidia, Miriam. Yo soy muy duro para el llanto. A veces me cuentan cosas muy tristes y soy incapaz de llorar, doy imagen de indiferencia. Y, por el contrario, otras veces lloro oyendo el himno o recordando una película antigua.

    Tienes suerte.

    (¿Cómo es posible que este post tenga una fecha anterior al de "La más visitada"? Qué misterioso.)

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  4. Tovet a lo mejor viene a ser algo así como "sensible". Al menos ahí queda bien.
    Me encanta este señor. Qué rico.

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  5. Hola. Todo lo que sucede nos permite crecer, las lágrimas hacen germinar más fuertes y entrar más adentro en todos los rincones donde habita Dios aumentando el riego.Gracias.

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  6. NIP: En Barna las caras son inexpresivas. Lo curioso es que si miras a los ojos de la gente y les sonríes, te saludan Supongo que piensan que eres alguien conocido que no recuerdan Totalmente de acuerdo, hay momentos para sonreír y momentos para llorar, y todo a su debido tiempo, enriquece

    Capuchino: Gracias guapísima, me encanta la dulzura de tus palabras. ¡Veo que somos del mismo club de la lágrima! Del caballero, me impresiono su inocencia para reconocer su debilidad sin quejarse, y a la vez por saber pedir para no empeorar.

    Fernando: Lo de las lágrimas es relativo, se puede llorar un montón y ser totalmente insensible. En el otro extremo están las personas muy serias, rígidas, que parecen no sentir nada, y cuando hablas con ellas, te das cuenta de que tienen un corazón de oro.
    Creo que para conocer la sensibilidad real de una persona, hace falta conocerla mucho por dentro.
    Lo de la fecha del post… insisto., ¿no será que en tu ordenador hay fantasmas?

    Altea: Eso… la palabra era “sensible”. Gracias¡¡ A veces se me bloquean las neuronas del vocabulario.
    El señor me encandilo por su inocencia y humildad. Se nota que no quiere estar enfermo pero asume sin amargarse, la enfermedad. Y tiene la humildad de pedir por no empeorar. Es como un gran ángel

    Theo: Guay. Todo es para bien. Si es que en el fondo, la vida es un chollo. Todo incluso lo malo, al final nos puede acercar a dios. Gracias por el comentario

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