domingo, 11 de septiembre de 2011

En forma

Aterrizamos en Addis sobre las 6 de la mañana

Mientras Lar y yo cambiamos dinero, Ina va a localizar al taxista.
Es su cuarta vez como voluntaria, y se la ve feliz y segura.
La tranquilidad que transmite, me permite vivir esta experiencia intensamente y sin miedos.
Combina un carácter muy independiente, pero a la vez muy preocupado por los otros, nos cuida mucho. Parece el cofre del tesoro, lleno de consejos muy valiosos, tanto para antes del viaje como durante.

Caminamos con el taxista hasta el coche. Lo ha dejado hiperlejos por un tema de tasas y permisos. Hace frío. Es lo que tiene estar a más de 2000 m sobre el nivel del mar, tienes que vestirte a capas, con camiseta y jersey sobre jersey.

Son muchas maletas y muy grandes para colocar en un coche destartalado. A duras penas cierra el maletero y aun quedan maletas por subir Así que nos metemos en plan tetris en el taxi, en una combinación de piernas, bolsas, maletas, la guitarra y brazos. Suerte que la vuelta será más ligera en equipaje

Arrancamos y poco a poco nos acercamos e introducimos en la ciudad. No consigo localizar los edificios altos de pisos que Lari asegura haber visto desde el avión. ¿Lo habrá soñando? Y eso que dice que no ha podido dormir en todo el viaje.
Han sido muchas cosas: los nervios, el encuentro con otra cultura, el accidentado tránsito por el aeropuerto de El Cairo,  los pasaportes que se quedaron durante mas de tres interminables horas, el grupo que peregrinaba a la Meca (todo un avión)  todos vestidos de blanco, algunos hombres con una especie de toalla enganchada con un imperdible, la mayoría sentados en el suelo comiendo, en grupitos, como cuando de niña ibamos  de excursión, la consultora chilena de Bruselas que nos ayudó...

Volvamos al taxi  Solo veo casitas pequeñas, de dos o tres pisos, y muchos coches viejecillos. Más adelante, daremos un paseo por la ciudad, y conseguiré ver esos edificios.

A estas tempranas horas, la ciudad ya está en movimiento. Por todos lados, un montón de personas que van de un sitio a otro. De aquí a unas horas las calles se llenaran aun más

El taxi sube, a duras penas, por una calle, casi carretera, que hace pendiente A los lados, en lugar de acera y edificios, hay tierra, vegetación  y algo parecido a casitas de chapa
Me sorprende ver en las calles, pero especialmente en esta, a gente haciendo ejercicio. Parece un recorrido de gimnasio al aire libre, un DIR al descubierto. Hay quien va corriendo, muchos, muchísimos atletas. Otros hacen flexiones o abdominales Son gente del barrio, probablemente muchos sin trabajo fijo. Y sin la ropa supermeguay que se ve en algunos gimnasios

Hace frio. Es temprano.
Me fascina el coraje y la esperanza de esa gimnasia matutina

   

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