lunes, 12 de septiembre de 2011

T.B.

Arranca la  jornada.
Nos encontramos a las 6.10 en el comedor del hotel más antiguo de Addis. Los ojos a medio abrir y el alma entre sueño y realidad. Hoy somos seis los que empezaremos escuchando Misa de 6.30h con las sisters. El resto se unirá después del desayuno.

Ya tenemos un taxi, el de siempre, pero hoy al ser seis, necesitaremos otro para ir al centro de las misioneras.
Un chiquillo ha ido a despertar al de la esquina. El taxi es además de instrumento de trabajo, su casa, su cama El lugar en donde duermen.
En la calle, estirados en el suelo, duermen los que no tienen casa ni coche. Se arropan como pueden con la ropa que tienen.
Con lo bien que he dormido yo esta noche, bajo techo, en mi saco de dormir y con mi pijama de invierno.
Los de fuera duermen también, pero acompañados por el frio y la humedad.
Humedad y frio, dos armas que combinadas, pueden ser terribles. Me impresiona mucho ver pasar frio.

Mientras esperamos, el chofer del primero, ya espabilado, le comenta a Ina, con una comunicación que mezcla gestos y un semi ingles
- ¿Te acuerdas del taxi del año pasado?
-¿Quién?
- Sí, el que te devolvía al hotel por la tarde (Ina es ya como del país. Es increíble como todos la recuerdan)
- Ah, el del jersey a cuadros
- Sí, ese. Murió hace dos meses de TB (Tuberculosis)

A Ina se le esfuma la sonrisa que siempre le ilumina la cara, incluso cuando va medio dormida por la mañana.

Ya en el taxi, Ina comenta que está muy tocada
El taxista en cuestión era muy majo.
Y la reflexión se extiende. Una persona, taxista, con un trabajo, con unos ingresos, con cierta estabilidad.
Se contagia de TB y se muere en apenas seis meses.

¿Qué posibilidad de superviviencia tendran las personas que no tienen ni un trabajo, ni una casa?

Anda, esta entrada ha quedado un tanto triste, y Addis no es así. Combina tristezas con alegrías.
A ver, que cuento... mmmmm.... Ya sé. Los niños aprenden ingles y amárico que es su idioma y tiene una grafía diferente.  Lari se ha pasado todo el día  dando las gracias, diciendo "maquiato". Incluso cuando un niño le pedía algo y se lo daba, intentaba que le dijeran "maquiato".  Los peques la miraban alucinados, hasta que uno lo ha captado y se lo ha  explicado al resto.  Se partían de risa¡¡¡
En amárico "gracias" es "amesegënallô" y "cortado" (café con un poquit de leche) "maquiato".
Una confusión de términos que les ha hecho reir todo el día

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