domingo, 16 de diciembre de 2012

Alegría. En el camino a Belén

Al principio los vecinos me repetían que intentara ser feliz
Después callaron. Vieron que era imposible.
Los terribles dolores, la enfermedad, el abandono de mi familia, mi cara desfigurada… 
Ya nadie osaba pedirme una sonrisa.

Pero esa pareja pasó por mi lado. 
Ella se acercó  y me dió un trozo de pan.
Ella y el Pequeño que llevaba en su vientre.
Nunca imaginé cuanto amor podía haber en tan sencillo gesto

Ahora, a ratos, vuelvo a sentir esa ternura 
Sé que al gran Dios le importo.
Me añora tanto que hace que me acerquen un trozo de pan
para así poder rozar mi alma con su mano invisible.


El dolor y la soledad continúan. 
La enfermedad no ha marchado.
Pero ese amor puede más.


Los vecinos preguntan porque Dios no me cura
Les digo que yo sé el gran Dios viene a rescatarme
A mi, al solo, al enfermo.

Y me hace sonreír. 
Y consigo hacer sonreír a mis vecinos. 

Es un milagro

                                 
                        
                                                              
              

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