Entran en la peluquería una niñera con un peque de dos años en un cochecito y otro de cuatro agarrado de la manño. Los peluqueros ya los conocen. El más alto, se acerca al pequeño, y sin moverlo del cochecito, le cortan el pelo mientras el niño sonríe.
Cuando acaba se acerca al mayor; arrancan los gritos y los lloros. No hay forma de consolarle.
El otro peluquero se acerca y me cuenta. Desde pequeño es así, tiene terror a que le corten el pelo. Ultimamente habían conseguido sentarle en la silla en un tiempo record de tres minutos y sin llantos ni gritos; pero por lo visto ha dado un paso atrás.
Para peor, en su casa, cuando no quiere recoger, o irse a domir, o comérselo todo, sus padres utilizan la amenaza para convencerle, le aseguran que o se porta bien o lo llevan a la peluquería.
Los peluqeros le sientan en otra silla, le traen un globo, le cantan, simulan cortarse el pelo un peluquero a otro... pero no hay forma. el niño ya ha entrado en un bloqueo de llanto y rabieta del que es muy difícil escaparse.
Me comenta mi madre que a ella de niña le pasaba lo mismo. Estaba tan convencida de que era fea, y lo único salvable era su pelo, que no entendía porque querían cortárselo. Para ella, ya de pequeña pequeña, cortarle el pelo era un drama, como si le quitaran lo único bueno que tenía.
Al leer (hacer clic --> ) "el asunto de la poda" de D Javi, he recordado al niño, y a mi madre en sus historias de niña, y en como a mi me gusta que me corten el pelo cuando estoy convencida de que voy a quedar mejor.
Cuando tengo miedo a que me poden es porque creo que me van a quitar algo que para mi es esencial. Sin entender que lo que es esencial no es lo que me quitan Al contrario, eso dará visibilidad a lo que de mi es más amable
¿El final de la historia de la peluquería? Llega la madre, habla y habla con el niño. Como él no quiere, decide dejarlo correr y se pone ella la bata para cortarse el pelo. Nuevo drama, el peque le insiste en que se vuelva a poner el abrigo y se vayan con ellos a la parque. Al final, con un vídeo de pepa pig en el móvil, consigue sentarse ella en la silla, el peque en sus rodillas y ¡aleluya!, el peluquero puede cortarle el pelo al peque.
Buenos días Miriam. ¿Peppa pig? enn mmis ttiempos erra Peggy dde llos Muppets. Tengo que reconocer que no hay corte del que no me queje y es que me apego a todo lo efímero con mucho agarre, ¡con lo guapo que estoy sin tanta greña espiritual!. Un abrazo.
ResponderEliminarLos peluqueros son fenomenales. Esta es mi opinión y así la manifiesto. Gracias, oiga.
ResponderEliminarHay peluqueros que no aceptan niños menores de 7 años. Yo no lo entendía.
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