A veces, especialmente cuando los problemas no paran de llover y no hay tiempo para apagar un fuego que ya han surgido ocho, a veces hay que parar.
Hacer en la cabeza un momento de silencio, y rezar
Recordar quien es quien, que papel corresponde a cada uno y que capacidades tiene cada persona para poder desarrollar y servir a los otros.
Recordar quien soy yo, quienes son los demás y sobretodo quien es Dios
Yo soy pequeña y , para la mayor parte de las cosas importantes -asegurar la salud, la felicidad, la paz...) absolutamente incapaz
Quien es Dios
Y dejar que Dios sea Dios El es quien dará sentido a los problemas, quien los solucionará y o hará surgir de ellos numerosas bendiciones.
Deja que Dios sea Dios. Tú solo adórale.
Buenos días Miriam. ¡Das en el clavo chica! Dejar que Dios sea Dios, en efecto, es tan sorprendente y dejar que Él disponga en nosotros expropiándonos nuestra propia voluntad y tomando la divina.Un abrazo.
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