Su abuela, mi madre, mientras cenan, le explica que el hijo de una amiga está totalmente abducido por los vídeo juegos. Ni trabaja, ni estudia, ni hace deporte, ni sale a la calle, ni habla con los amigos, ni nada de nada. Solo juega y juega y juega. Duerme, come y desde hace tres meses va al médico, al psiquiatra, para que lo cure.
A sus nueve años, mi sobrino quiere opinar, explicar y solucionar. Se le solapan las ideas en la cabeza, y se le superponen en la boca. Comenta que él le cortaría internet. O cogería el teclado y el modem, los pondría en una cesta junto con los pendientes y pulseras de la madre y un poco de dinero; después haría desaparecer la cesta y diría que le han robado, y ya no pueden conectarse a internet. O encerraría al niño en la habitación.
Y si va al médico contento será porque en el despacho del psicópata debe tener la última versión de la Fifa
- ¿Psicópata? ¿Qué psicópata? - pregunta su abuela
- El médico - responde el pequeño
Que peligro esa etapa de los niños en la que a veces utilizan, con tono seguro, palabras que confunden con otras .
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