jueves, 3 de junio de 2021

Déjate querer. Corazón Historiador

Con su voz grave y una sonrisa, sentado a mi lado, me lo ha ido contado Hemos recordado cuando entré en el proceso de selección del trabajo de mi vida en mi empresa estrella Le buscaba y comentaba cada prueba, con nervios antes, dudas durante y alegría después de superarlas Fueron elimando personas. Quedabamos cinco, solo había dos vacantes. La última prueba: un curso de una semana impartido por el jefe de personal, nos enseñaría mientras nos estudiaba. De los 5 , 3 teniamos posiblidades, los otros dos no se enteraban de nada. De los 3 uno encontró otro trabajo... ya ya casi lo tenía LLego el día, la llamada..... Quedé fuera Pregunté quien había entrado. De los otros dos , entró la que menos sabía En un instante mis ilusiones quedaron calcinadas y trituradas por la injusticia aplicada Pasó el tiempo, llegaron otros trabajos. Y las coincidencias. Contrataron a un jefe intermedio que provenía de mi empresa estrella. Un día en un trayecto largo, le pregunté Y como buen gallego, él me preguntó antes de contestarme. Quería saber si era familiar del que fuera jefe de personal. Solo entonces me dijo, que al responsble de personal, le gustaba quedarse hasta tarde en el despacho,y se hacía acompañar por alguna de las chicas nuevas.... Cuando una lo destapó, surgieron mil voces que no podían seguir callando, lo echaron. Con su voz grave y una sonrisa, me sigue trayendo recuerdos Cuando María se fue a vivir a América nos dejó como prenda de su amistad, a cada gran amiga, un objeto suyo especial Pensé que me daría el boligrafo de su abuela, el de la suerte, con el que nos inscribiamos a los cursos y a las fiestas ..... pero me dió su bufanda. María dijo que lo había echado a suertes.Cuando me dijo que a Ruth le había tocado nuestro boligrafo, fui corriendo a El, para reclamarle por su ausencia de trampas. Tres semanas después, María volaba más lejos, al cielo , después de un accidente Sus padres buscaban consuelo en todos lados, le pidieron a Ruht el boligrafo... Nadie me pidió su bufanda, pero se la ofrecí Dijeron que con el boligrafo tenían sufiente. Con su voz grave y una sonrisa, con el corazón lleno de relatos, me dice... confía

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