sábado, 12 de junio de 2010

Inagotable

Me he encontrado con Miriam. No la veía desde que las dos, adolescentes rallando la juventud,no parábamos quietas llenando las horas de mil actividades
Ahora, con tres peques entre los dos y los seis años, sigue igual de activa.
Dice que no paran, que cuando parece que están cansados, a los dos minutos recuperan energías. Se los lleva de excursión al parque que cae tres manzanas más allá de su casa. Corren, juegan a fútbol, al escondite... De vuelta observan en silencio los cambios de la casa de los fantasmas, esa que tiene todas las ventanas tapiadas, excepto una que ha sido abierta a base de golpes.
Pasan por el escaparate de la juguetería y comentan todos y cada uno de los juguetes. Cogen de los coches unos papelitos amarillos y verdes que anuncian respectivamente un restaurante hindú y asesoría para la reclamación ante una multa
Se los intercambian, se los quitan y juegan.
Llegan al piso agotados pero el cansancio les dura poco. Y vuelven a jugar a piratas que suben a barcos con forma de cama y rumbos que marca un mapa escondido en un tablero del bingo
Ella dice que ya no tiene tanta energía. yo creo que tiene la misma o quizás más.
puede que físicamente no llegue , pero su motor, el que inventa juegos, cura heridas, negocia ante enfados, vigila desde la lejanía, controla en los semáforos.... su corazón es inagotable.

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