miércoles, 4 de abril de 2012

Misión "Laguna". Finalizada


Cuando ya nos íbamos, nos cruzamos con unos bichos horribles que entraban en el huerto. Una especie de ángeles podridos. Llevaban unas bolsas que olían a ácido y descompuesto. A su paso el ambiente de huerto encantado, se transformaba en aire hostil y amargo, cruel. Dicto nos comentó que iban a pulverizar el huerto con esencia de  odio,  amargura, crueldad y sadismo. 

Aunque yo quería detenerlos el ángel me dijo que teníamos que dejarlos hacer. Para que no me pusiera triste, me recordó que  Dios puede sacar bien del mayor tormento.

De vuelta a casa, creo que para devolverme un poquito de paz, nos ha hecho pasar por delante de la casa en donde duerme el Señor. Él estaba fuera, en el patio, con uno de sus amigos que le mostraba las redes que había comprado en el mercado.

El pescador emocionado, hablaba de las maravillas de ese tejido, moviéndolo de arriba a  abajo. Y mezclaba la conversación sobre la pesca con comentarios sobre proyectos, reinos,  el valor del esfuerzo, la importancia de la fidelidad y el coraje, y los importantes valores que le había enseñado su padre.

El Señor, sin que él se diera cuenta, lo miraba con mogollón de cariño.  Igual igual, a como me mira mamá cuando le digo que no tenga miedo, que yo la defenderé de los peligros del bosque.

El pescador no lo ha  notado pero yo he visto que la mano del Señor temblaba. Otra vez igual que la patita de mi madre cuando hablamos de peligros y defensa. Ella dice que hasta que no crezca y aprenda en donde encontrar  protección, teme que meta la pata y resulte herido y me pierda. Y que por eso tiembla.
Yo ya sé que los padres y las madres sufren mucho. 

Y hoy ¿a dónde nos llevará el ángel? 

                                                                               

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