jueves, 5 de abril de 2012

Misión "Sopa de Letras". Inicio rápido

Definitivamente, este sitio no me gusta. Huele a trampa, a esclavitud y a terror. Ahora entiendo porque el ángel le ha dicho a Béland que mejor que hoy se quedara en casa descansando, cogiendo fuerzas para mañana. Esto no es para  ella, se asustaría.

Tengo un momento de duda antes de atravesar la puerta de entrada pero el ángel me mira, y yo me decido a seguirle Nada malo me puede pasar si voy con él. Vamos por pasillos y escaleras, bajando. Cada vez es mayor la oscuridad, el frío y la humedad. Cada vez más enterrados. El ángel va abriendo las puertas con sus alas mágicas, las roza y  ellas se deslizan facilitándonos el paso. Pasamos por delante de tres guardianes, pero no nos miran. Creo que eso es también un truco del ángel, les nubla la mirada para que no nos vean. 

Llegamos al sótano más profundo en donde hay una única celda. Las paredes están sucias y húmedas, el techo lleno de manchitas que en realidad son bichos. Solo se mueven cuando oyen el chillido de las ratas que corren por el asqueroso suelo. En las paredes y el techo, unos asideros como para atar caballos O animales O quizás personas.
Aquí el ángel  abre una cajita repleta de letras transparentes. Yo aguanto la caja mientras él cuelga como puede,  las letras de las paredes.
-Son oraciones de penitencia tras una confesión
- Ah- digo yo, como si entendiera algo

Salimos rápido, subiendo escaleras a gran velocidad. Por el camino nos cruzamos con un hombre violento, de mirada despiadada y cuerpo horroroso, crueldad en su cara y  locura en sus gestos.
- ¿Cómo se puede haber escapado un preso, y uno tan peligroso? - pregunto
- No es un preso, es un guardia. Es el encargado de golpear y materializar  los castigos. 
Dicen que es el mejor en su trabajo, el más sádico, el más sanguinario. El que sabe golpear en donde más duele.


         

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