lunes, 2 de abril de 2012

Soy un lobezno. Operación "Vida"


Mi mamá me ha enseñado que lo primero es presentarse, y como yo siempre, o casi siempre, le hago caso, empezaré esta historia, como un lobo digno hijo de su madre.
Me llamo Carbel, soy un lobezno de pelo negro con mechas plateadas, ojos azabaches, muy brillantes, y, según mi madre, un precioso terremoto. Ella, Teal, es la loba más valiente y hermosa del mundo.

Hace una semana le pregunté a mi tía porque mamá es tan estricta y nunca me deja alejarme  para poder investigar el mundo por mi cuenta.
Mi tía es de pocas palabras, pero es la que más conoce a Teal y la única que podía darme una pista sobre sus razones. Me susurró que tiene que ver con el hermanito que murió hace un par de años, pero que no me preocupe,  poco a poco me irá soltando

Por eso hoy, cuando ha venido ese ángel que me ha acariciado la cabeza y me ha preguntado si, previo permiso de mamá, querría acompañarle en una misión muy importante, le he pedido en silencio pero casi gritando al Creador, que le diera un empujoncito a  Teal  y así conseguir  ese tanto de libertad que ya me corresponde.

Yo quería que fuera el ángel el que hablara con ella, pero él me ha dicho que esa era mi primera misión. Sin tenerlas todas conmigo, he corrido hacia ella, le he preguntado y sorprendentemente me ha dicho que sí, que podía ir con el ángel, pero que no me alejara de él. Y que nos lleváramos también a Béland, la pequeñaja de mi prima, que es todo ternura y un tanto trasto.

Me queda la duda de si el cambio de opinión se debe a que mi tía ha hablado con ella o a una complicidad que me ha parecido observar entre la mirada de mamá y la del ángel, que esperaba su respuesta, un poquito retirado. Si encuentro el momento, le preguntaré al espíritu alado si conocía de antes a mamá

Mañana seguimos.
Ay, me olvidaba. El amable ángel se llama  Dicto. 


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