sábado, 9 de marzo de 2013

Anécdotas. Alrededor de la lumbre

¿Es reir también actividad de Cuaresma? 
Espero que sí. Hoy me he reído un montón al escuchar la aventura de Nito contada por él mismo. 

     Nito, de 28 años, dormía en su casa de dos pisos, pequeña y acogedora, con su mujer y el bebé de apenas un mes. Tenía  conectado el aparatejo ese que permite escuchar lo que pasa en la habitación de Nito junior.  De repente el aparatejo empieza a transmitir. Primero solo ruidos, después un leve llanto y una voz de hombre que dice:  "no llores, duerme, anda duérmete".
Se levanta de un salto, corre a la otra habitación y ... no ve a nadie. El pequeño duerme plácidamente. Mira en el pasillo, en el baño, nadie. Vuelve a su habitación, se mete en la cama, y a dormir. 
     A los cinco minutos vuelve a oír la misma voz de hombre que intenta calmar al bebe, hablándole en susurros. Esta vez se levanta casi volando, en medio segundo  entra en la habitación, coge al bebe y se lo lleva a la suya. Su mujer se ha despertado. Silencio. La pareja sentada en la cama, escuchando. El peque durmiendo en la cama grande. 

Dos minutos y  otra vez la misma voz : " Shhhhhh, dueeeeermeeeee"

Nito agarra su móvil y llama a su primo 
- Oye, que hay una persona no física en mi casa. Vente¡
Su mujer mientras llama a... como no, a su madre. Él cuelga y llama a un amigo que es guardia de seguridad. 
     
Llega  el guardia de seguridad con cara seria Le pide que abra la puerta, pero las llaves de la casa están en el piso de abajo... y cualquiera baja. Desde arriba no se puede abrir. 
Llega la suegra , con su camisón, zapatillas y cara de pánico. Les pide que le tiren al  bebé por la ventana, que ella la recogerá.
Nito mientras vuelve a llamar a su primo para decirle que no hace falta que venga
- No hace falta que vengas, ya ha llegado Rudi, el de seguridad... pero no¡¡¡ ... no la tires por el balcón¡¡¡ 

Cuelga, recupera al bebé, intenta tranquilizar a la mujer y a la suegra. Se decide a bajar, y con las llaves abrir la puerta de la calle y dar entrada a Rudi. Entre los dos, revisan toda la casa. Pero no ven a nadie. Deciden irse a dormir a casa de la suegra. 

Mientras se despiden Rudi, el de seguridad, concluye:
- Aquí has de llamar a un sacerdote y que te bendiga la casa. Yo soy del barrio de toda la vida, y aquí vivió una pareja que tuvo problemas con su peque. Tú hazme caso y avisa al cura.

Al día siguiente, vuelven y hacen maletas. Dos noches en casa de la suegra, dos noches en las que Nito casi no duerme y va asumiendo la opción de vender la casa. Ese, su primer hogar de casados, la primera casa del primer bebé.

Esa mañana se levanta y se acerca a su casa. Es sábado. En la calle se cruza con los nuevos vecinos. Llegaron hace tres días y aun no ha podido saludarlos. El hombre lleva en sus hombros a uno de los hijos, el otro corre y el bebé en el cochecito llora.
Nito se acerca y se presenta al vecino El hombre contesta mientras intenta calmar al bebé susurrándole : "Shhhhm duerme" 
¿Esa voz? ¿Esa expresión? Nito se interesa por el bebé, por su nombre, su edad...  y como quien no quiere la cosa, le pregunta al padre si tienen uno de esos aparatejos para escuchar al bebe de noche.

Se despide de los vecinos. Camina con paso firme y una enorme sonrisa en la cara. No le ha dicho nada, pero la conclusión es más que evidente. Los dos aparatejos utilizan la misma frecuencia ... y los ruidos se intercambian. 

Anda, que casi casi, ¡ vende la casa !

¡ Qué grande que es el camino de la Cuaresma, que combina anécdotas, risas y esfuerzos!

Buenas noches, Señor.

                   

2 comentarios:

  1. ¡Qué bueno, qué buenooo! Qué tiernos, los amigos, que les tomaron en serio. "Una persona no física en mi casa", ja, ja.
    Y las madres, hasta el final, para lo que haga falta. Se lo tenía que haber dicho a Mª Jesús cuando nos contaba esto.
    Eso sí, en medio de todo, menudo susto, colega.

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  2. Jajajajaja, eso nos pasó a nosotros, oíamos a los vecinos através del aparato, lo que pasa es que nunca tuvimos idéa de lanzar a nuestros peques por la ventana, pero el miedo es un extraño consejero. Ha sido muy gracioso. un abrazo

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