Una amiga, ayudante de dentista, 50 años recién cumplidos, soltera. Hace un año, a la vuelta de vacaciones, le dijeron que recogiera sus cosas; se había quedado sin trabajo. Ha enviado un montón de curriculums y echado voces por todos lados.
Un amigo, comercial, casi dos años sin encontrar trabajo. Se le acaba el paro.
Una amiga, distinta a la primera, viuda con dos niños, tiene un trabajo que le obliga a viajar por Europa una media de 15 días al mes. A veces tres semanas seguidas, a veces una...
La primera hizo una entrevista hace un mes. El viernes pasado la llamaron Empieza a trabajar la semana que viene.
El segundo ha aprobado el examen para conducir taxis; ya le han ofrecido un puesto de trabajo
La tercera ha encontrado, a traves de un amigo, un trabajo similar. Tendrá que viajar, pero solo por España y menos días al mes.
Son farolillos de esperanza, relucientes y chisposos, que dan un sabor refrescante y especial al verano.
Gracias por estas lucecillas, que también existen.
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