El médico dice que no hay remedio; que se me ha metido su alma en mi ojo, y está tan enganchada y tan adentro, que extraerla sería peligroso.
Y resulta que yo no quiero cirugía que me quite este velo.
Me he acostumbrado a percibir su ser en mi mirada y ya no sabría ver sin sentir su esencia en mis ojos.
Vigila. Si lo pruebas, puedes quedar enganchado a su aroma, y desvelarte por nunca más perderlo.
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