miércoles, 2 de mayo de 2012

Cuentos


En casa de mi hermano
La bienvenida de los peques es apabullante. De la mano me llevan a la habitación para enseñarme cada uno de sus nuevos tesoros: una piedra de dos colores, una plantita que crece en un tarro de cristal, la bolsa secreta con comida que esconden debajo de la litera  …
Iniciamos la maratón de juegos; empezamos con uno para cambiar a los tres minutos y volver a cambiar tres minutos después. En parte es culpa mía, me alucina  la creatividad de los inventores de juegos.
Hemos pescado  unos bichos que salen de un mar de plástico, servido una cena de gala, nos hemos vestido de piratas, hemos botado la pelota y corrido tres carreras de coches. Lo más divertido ha sido organizar un ejercito con un montón de muñequitos distintos,  desde un soldado romano, al bicho ese de Tasmania, la cenicienta, Pedro de Heidi o un dinosaurio.
Finalmente me enseñan los libros, y como por arte de magia, se sientan y se ponen a leer, o mirar los dibujos de sus paginas
Aprovecho para acercarme a la cocina y  poder charlar un rato con mi hermano y  cuñada.
Dos minutos y aparece la peque, la de tres años
-         -  ¿Mespicas un quento?
-         -   Cuando me acabe el zumo.
Se va a la habitación. 30 segundos y vuelve. Se espera de pie,  callada.
Hasta que, aprovechando un silencio en la conversación, vuelve a la carga.
-¿Mespicas un quento?
Le señalo el zumo, para que recuerde. Ella lo entiende a su manera
-Yo también quero sumo
Se sienta en mi falda, mientras se toma mi zumo.
-         -  ¿Mespicas un quento? – dice moviendo el  bigote naranja que le ha aparecido sobre el labio.
-  Tendrás que esperarte un poquito
Juega  a esconder bajo la tapa del zumo un botón que no se de donde ha sacado.
 Se acaba el zumo, mi zumo.
-         -  ¿Mespicas un quento?
      Como no le hago caso se baja de mis rodillas, y se va a la habitación
Pasan tres minutos .
Se oyen por el pasillo unos pasos, se acerca y me susurra al oído
-          -¿Mespicas un quento? Un quento de pincesas. ¿Mespicas un quento?


¿Qué tendrán los cuentos que provocan semejante adicción?

                                                                                                    




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