Tan diferentes y tan similares
Los dos son de fuego
Uno se mueve a impulsos. Avanza con arrebato. Con un pronto retrocede.
El otro desgasta hasta el último nervio de su cuerpo, desparramando por el mundo el aroma de la perla encontrada.
Ambos no olvidan a sus fieles.
Navega vida y amparo en sus cartas.
A los dos se les cegó la mirada; uno por una caída, el otro por acumulación de lágrimas
En un magno instante, un regalo y una gracia.
Se les retorna la vista.
Se les expande de amor el alma
Llaves y sandalias
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