El hotel es el más antiguo de Addis.
En un recinto con entrada controlada (unos de seguridad que cachean a algunos de los que entran), se encuentra el edificio principal con el comedor y el bar, los otros edificios de habitaciones, un club de jazz, un parquing de camionetas, una agencia de viaje y un banco.
Cada habitación es distinta y tiene su propio precio.
Las hay con lavabo dentro, lavabo fuera compartido, con moqueta, con suelo de madera, con agua caliente casi siempre, con agua caliente a veces, con agua fría siempre, habitaciones enormes, pequeñitas, pintadas de rojo, de azul, con cuadros y sofá, sólo con cama, con ventana que da al parquing de camionetas…
Ene no abrió la ventana los 3 días que estuvo en una de esas, por miedo al parquing. Cuando encontró sitio en nuestra zona, lo primero que hizo al entrar en su nueva habitación fue abrir la ventana de par en par como quien viene de vivir en un bunker.
Muchos de los que se hospedan en este hotel están de paso. Llegan, contratan una excursión de varios días, duermen una noche en el hotel, y se van. Otros, también de paso, van a colaborar con alguna ong en el norte o sur del país.
El hecho de estar lejos de casa, e inmerso en una forma de vida desconocida, hace que al coincidir con gente de tu país, enseguida establezcas amistad. Una amistad de viajeros, de intercambio de experiencias y consejos, de apoyo en los momentos flojos, de risas compartidas.
Como la rotación de viajeros es muy alta, el Taitu es el sitio ideal para conocer distintas personas y escuchar historias nuevas cada atardecer. Conocimos al grupo de andaluces que como proyecto de fin de carrera estudiaban la construcción de una presa, las chicas de burgos que viajaban al norte, el italiano especial, la sin papeles (toda una historia), el chino que siempre estaba en el salón del hotel trabajando con su ordenador y un montón de papeles, los que hicieron una foto con fondo de una embajada y casi les cuesta la cámara de fotos ...
La idea era dormir en el hotel unos días y después preguntar a las sisters si podíamos trasladarnos a la zona de voluntarios del centro.
Buenas tardes Miriam. ¡Uy, que viaje más apetitoso! ¿Ese italiano especial era un capuchino?.Un abrazo.
ResponderEliminargracias por este compartir que Dios te guarde siempre en su presenciatodos esto esta muy ben y es muy necesario el descanso el difrutar las cosa bella que Dios te regala y los detalle que ÉL tiene contigo muy unidas en oración y un abrazo mil gracias
ResponderEliminarGRACIAS POR TODO unidas en oración y un abrazo
ResponderEliminarNIP: la verdad es que no se muy bien que llevaba el makiato, no soy muy buena en paladares. Pero seguro cafe y algo de leche. Lo necesario para despejarnos¡
ResponderEliminarLourdes: gracias por tus oraciones del día