domingo, 27 de agosto de 2023

Tormenta

Nerviosas por bajar. Por deshacerse entre raices, empaparse de tierra, sentir el calor de las raices. Las más novatas compiten por ser las primeras en llegar a la meta. Otras apuestan quien conseguirá rozar más hojas antes de reposar en el suelo. Esperando allá arriba, en el cielo, reunidas formando nubes, observando el anhelo de la tierra. Montañas que intentan rozar las hebras de algodón, robles enormes quietos que esperan inmoviles a la lluvia, sauces que balancean sus hojas por si algunas gotas curiosas se asoman para ver su danza y despistadas caen de la nube. Los eucaliptos plateados reflejan los rayos haciendo señales al sol para que abra las compuertas y deje caer la lluvia Y en el cielo, día y noche, ellas inquietas acogen a las que suben, engordan y esperan El sol y la luna las observan, tranquilos, pacientes. Alternan su misión de darles esperanza. Y una tarde llega el día El sol se retira para no molestar en el escenario.Se pinta el cielo de gris,carbón, plata, plomizo y blanco. Gradualmente se reducen las luces, así la exhibición será más sobrecogedora. Aumenta la oscuridad. PAra que las nubes aseguren la ubicacion de su objetivo y se coloquen sobre él en el cielo, tienen preparadas ráfagas veloces de fuego. Son tan rápidas y escasas que se avisa con unos segundos para que nadie se despiste. Suena la alerta, atronadora y violenta, y a los diez segundos, se encienden los focos. Estallidos de luz que iluminan la tierra. Y vuelve el silencio. El viento remueve los árboles y las hojas, busca deslizarse entre todo objeto que encuentra, silbando, susurrando que ya llega. Cambia del aullido al quejido, del grito a las nanas. Las ramas danzan y se mueven, Hacia un lado, hacia otro, se columpian cada vez con más fuerza, se balancean, se agitan, se cruzan, danzan. Cae una gota, gorda inmensa. Y dos, y tres. Son las primeras, las veteranas, las que dan la salida. Empieza la tormenta

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