sábado, 23 de junio de 2012

La lucecita que me aterra

A los niños, y a los mayores, les da miedo la oscuridad.
En cambio a mi, una lucecita me da pánico. Una lucecita en concreto.

Esta tarde he ido a entregar una coca a una persona que nos hizo un favor no hace mucho. Vive en la otra punta de la ciudad, en una zona que para mi es un misterio. Llegar siempre llego, pero en cuanto intento volver a casa, o al centro de la ciudad como punto de referencia, me pierdo. 
En teoría, llegar al centro  es  más fácil  sea por la cantidad de señales que lo indican o porque con solo localizar una de las calles principales que cruzan la ciudad, ya te sitúas. Pero una cosa en la teoría y otra la práctica. 
 La última vez que me perdí por esa zona, decidí seguir por una de las calles más anchas que encontré, convencidísima que iba dirección centro. Hasta que, a los diez minutos de no cruzarme con ninguna calle conocida, me di cuenta :  me estaba alejando más y más de la ciudad

Hoy me he perdido otra vez. Como no tenía prisa, y le estoy cogiendo el punto a esto de ir sin rumbo, no hubiera sido mucho problema si no fuera por... esa luz. La de la gasolina.
El caso es que nunca me he quedado sin gasolina, y no me hago a la idea de cuanto puedo recorrer desde que se enciende la luz hasta que se agota. Para peor este coche, todo moderno él, me indicaba la "autonomía" que supongo que son los km que me quedan antes de parar en seco. Pero el muy gracioso me iba vacilando, y cambiaba de 40 a 50 , otra vez 42, 38, 30... Que ya se que son km, pero tanto cambio en pocos segundos, mucha seguridad no  me daba. 
Y me aterroriza tanto quedarme parada en medio de una calle...
Además . en esa zona esa misteriosa, que yo creo que es como un universo paralelo, las gasolineras o no existen o se esconden a mi paso. 

Después de dar vueltas durante cinco minutos, y de no encontrar a quien preguntar (es lo que tiene dar vueltas a las 16 de la tarde) me he cruzado con un abuelo . Vivan los abuelos¡¡¡ Me ha indicado, de forma totalmente comprensible y memorizable para mi, como llegar a una gasolinera. Desde allí, me han indicado como volver a casa. 
Y he vuelto muy contenta y agradecida a Dios porque cada mañana nos bendice con abuelos y "gasolineros" que se cruzan por mi camino, aunque te hayas metido en un mundo paralelo.

  
        
        



2 comentarios:

  1. Mi marido tuvo que amenazarme seriamente con no ir a auxiliarme nunca más, si me volvía a quedar sin gasolina.
    Me he reformado y hace años que ya no me ocurre:)
    Besos

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  2. ja ja ja dolega. Pues eso es lo que me hace falta, quedarme sin gasolina para así perder el miedo a la situación.
    Me anima tu comentario,cuando se vuelva a encender la lucecita, pensaré que si me quedo parada, no va a psar nada tan terrible que no tenga solución. En una de esas se para un coche con un "príncipe" para ayudarme¡¡ ja ja ja

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