martes, 21 de octubre de 2014

Charlas

Uno de los sobrinos, de ocho años, no quiere saber nada del  cole. No le gusta obedecer, no le gustan los profes, no le gusta estudiar, no le gusta nada que tenga relación  con la escuela.
El sábado y parte del domingo los pasó en casa de mi madre, sin sus padres, sin sus hermanos. Estaba más que contento por ejercer de nieto único. Ayudó a poner la mesa, a colocar la ropa, a mover cajas...Tuvo su rato de tele, de juegos, de juerga, de paseo, compra orientación y de descanso. No replicó al irse a dormir ni al tener que irse a la ducha. Dejó el baño ordenado, y la ropa, metida como buenamente supo en la mochila, Desde fuera, se veía el orden perfecto. 

El domingo a media tarde, mi madre se puso a coser. El se sentó cerquita. Ese, ese era el momento.
Yo pasé por el pasillo, y los vi . 
Ella cosiendo en la mecedora, él sentado removiendo una  bolsa llena de cintas y lazos. 
Ella hablándole, explicándole la importancia de obedecer, de aprender 
Él sonriendo, mirándola  y escuchando.

Y mi cabeza se fue a buscar esos recuerdos, en el fondo del archivo de la memoria, en los que yo pequeñita, me sentaba junto a mi madre, escuchando sus historias Cuentos, anécdotas y reflexiones, todas mezcladas, siempre con un final aleccionador. 

Me encantó verla renovar sus charlas, con esta nueva generación

Un rato después , ya acabada la conversación, me cruzo con mi sobrino en la cocina.
Con cara de travieso y ojos brillantes y sonrientes, me dice
- Menudas charlas suelta la abuelita.
Se lo veía encantado por haber sido recibido un buen rato de "lección" 



 

     

1 comentario:

  1. Rezo para ser un día una abuelita así... no tengo claro el haber sabido hacerlo del todo bien en el primer intento...

    Marita

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