martes, 14 de octubre de 2014

Mimosa

           La impresora del trabajo ha resultado ser  un tanto mimosa. Quiere que le prestemos atención, cosa que ya hacemos a base de imprimir, fotocopiar y escanear sin descanso. Pero ella necesita algo más, pretende que también nos ocupemos de ella, aun cuando realiza su función correctamente, especialmente en esos momentos en los que no nos aporta nada. 
            
Como es una profesional desde la tapa a las tintas, no imita a las otras impresoras celosas, que atascan el papel, imprimen con rayas, se comen los impresos importantes devolviéndolos rotos y arrugados... , esas que estropean el trabajo con el único fin de ser el centro de atención del despacho. No, ella no; ella trabajar, trabaja bien 

Su táctica, personal e intrasferible, consiste en, de tanto en tanto, iluminar de forma exagerada la pantalla desde donde le damos las instrucciones. Brilla tanto que casi no es posible leer las instrucciones. Pero si mueves la pantalla y te fijas con cariño, consigues leer las opciones disponibles. 

Nosotros, cansados de tanto brillo, estamos intentado hacerle caso siempre, cuando trabaja, cuando no, cuando brilla o cuando deja de brillar... pero ella, mimosilla , sigue en sus trece jugando con nosotros y su pantalla. 

Que agotadores son los celos, aun cuando se reflejen a base de brillos.


    
      
   

      

1 comentario:

  1. ¡Muy bueno! Casi consigues que se le tome cariño a tu impresora, aun sin conocerla.
    Ciertamente, los cacharros a veces parece que quieren atención. Yo lo suelo decir de mi portátil.
    Pero lo de las impresoras se lleva la palma. Yo con una tuve bastante. Me deshice de ella y no volví a comprar más.

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