Ayer fui a la fiesta de fin de curso de infantil. Mientras todos saludaban a sus peques, intentando captar su atención, yo también agitaba mis brazos, intentando que me viera María, una de las profes.
Ellos iban a ver a sus hijos, yo a mi amiga. Ja ja ja
Los niños lo hicieron muy bien, las profes también.
Entre número y número me encontré a otra amiga, ésta con cara de preocupada. Una compañera de clase de su hija, tiene la hermana enferma, muy enferma. Son muchos hermanos, familia muy numerosa, se quieren un montón, y en ese momento operaban a la mayor. Algo no había ido bien, y se temía que en cualquier momento llegara la peor de las noticias.
Cambiamos de día
Esta mañana, al pasar por delante del hospital, he recordado que hace un año no me dejaron dar sangre por estar recién vacunada. Así que he decidido entrar para donar ya, y que no se vuelva a repetir la historia. Pero había muchiiiiiisima cola y, la verdad, me ha dado pereza esperar.
Me dirigía a la puerta de salida, cuando he visto la capilla del hospital y he entrado para rezar. No había nadie, solo el Jefe. Da tanta pena ver esas capillas tan vacías....
A los dos minutos oigo que se abre la puerta y muchas rodillas que golpean el suelo. Una voz de chico empieza a rezar un Avemaría y muchas voces de peques le siguen en el rezo
Ya no he podido resistirme más, y me he girado para para verlos. Un montón de chavales entre los veinte y los cinco años, en la entrada de la capilla. Los peques iban vestidos iguales, los mayores los controlaban y dirigían. Ningún "adulto". Todos rezando a la Madre del cielo.
Vale que esta ciudad es muy grande, que vive mucha gente, que hay muchos hospitales... Pero me da que son los hermanos de la chica a la que operaron ayer. Y eso significa que hoy, gracias a Dios, aun está en el hospital.
De todas formas lo intentaré confirmar. Cuando tenga más información, os cuento como está.
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