Estaba enfadada, dolida, enrabiada, contrariada y desorientada.
Alguien me aconsejó que me sentara delante del Señor en el Sagrario, y me desahogara.
Pensé ,
- ¿Y si no quiere escuchar tanta queja , tantos disgustos y penas?
Debe ser agobiante tener que escuchar lamentos por injusticias que a El le duelen aún más.
¿Y si el Sagrario tiene una puerta trasera , y por allí se escapa?
Pero me senté en la capilla
Y Él aguantó.
Me aguantó.
No se escapó
Me aguantó.
No se escapó
Hoy sale a la calle.
Yo voy a acompañarlo
No podría, no sabría, no quiero escaparme.
¡Qué bien!
ResponderEliminarQué bonito lo que has dicho y las razones para acompañarlo en la procesión del Corpus Cristi
ResponderEliminarBuenos días Miriam. Un relato intenso, emocionante y terminar el día paseando con Él por las calles, majestuoso. Un abrazo.
ResponderEliminar¿Cómo lo haces?
ResponderEliminarEs impresionante cómo logras zarandearme por dentro con tanta suavidad sin rozar ni de lejos la cursilería.
Enhorabuena.
Y gracias, muchas gracias.
Por favor, no dejes de hacerlo así de bien.
La procesión de Corpus fue preciosa. El tiempo aguantó y solo empezó a llover cuando había finalizado.
ResponderEliminarGracias a todos por participar en esta entrada, que es especial por ser de Corpus, y con los comentarios queda así, como más completa
Un abrazo a todos,