Era una noche helada y cuajada de sombras, la noche de su nacimiento
Cuando empezó su camino en la tierra, separándose físicamente de su Madre.
Era una noche oscura y siniestra, la noche de la Ultima Cena
Cuando dio el paso e hizo realidad la idea de quedarse con nosotros.
Es en la noche sombría y letal, la noche del que se ha alejado de casa,
y recién se da cuenta.
Cuando captamos nuestra pequeñez y debilidad
Entonces Dios se enternece,
Su Corazón rompe todas las reglas de la razón, se acerca con toda su fuerza y defensa
Para darnos cobijo
Para prestarnos su hombro y así poder reposar la cabeza.
Cuanto más oscuro
más pequeños,
más cerca de El,
más seguros,
más amados
más inmensos.
Más protegidos.
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