domingo, 11 de enero de 2015

Domingo y la figura del Niño

Acabada la Misa, va a besar a la figura del Niño, que se acurruca en la cuna junto al altar. Es una señora muy muy mayor, acompañada por otra señora simplemente mayor. Se inclina, y le besa la mano. Esa mano chiquitita que el Niño levanta, como acercándose a la cara de la anciana para acariciarla. Después agarra el pañuelito que reposa junto a la cuna, ese que dejan para limpiar al Niño una vez besado.
Con el pañuelito en la mano, parece que lo acerca a los dedos del Niño, pero no. Se lo acerca a los labios y se limpia discretamente y con cuidado, la boca. 
Tan y tan cerca está su corazón  del corazón del Niño, que se siente como en casa; los actos, pasan a ser más reflejos que conscientes. Casi sin pensar, sabiéndose cerca de Dios, y después de una Cena, el cerebro ha dado orden al brazo de limpiarse discretamente la cara y este ha obedecido en cuanto ha localizado algo similar a una servilleta.  

           
                            
            

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