Viernes. Amor y dolor.
Salgo de casa y a los pocos metros tropiezo con Sara. Se dirige andando hacia el hospital.
Ha pasado casi un año desde que empezó el dolor.

Las etapas se han sucedido cada vez con mayor velocidad: medicación, cirugía, esperanza, dolores, pruebas, miedos, nueva localización, nueva cirugía, pruebas, quimio, peluca, más pruebas, dolores, radio...

Impresiona la fuerza de Sara. Empieza y empieza y vuelve a empezar. Cada vez y en muy poco tiempo.
Se esfuerza por salir de casa, a cenar o al cine, pasear, quedar con la gente, y preguntar por nuestros afanes del día. Echa de menos su trabajo.
Es un encanto de niña, de mujer; valiente.
Reza
Rezamos
Sara, ¡valiente! ¡Ahí estamos todos!
ResponderEliminarHola. Rezamos juntos. La enfermedad recapitula toda la vida, ordena y modifica hasta la duración de los minutos.Gracias.
ResponderEliminarMiriam, me he encontrado con tu blog... y me encanta. Me gustan tus entradas, llenas de pequeñas reflexiones o de tus vivencias, -como la que narras de tu voluntariado en Calcuta- contadas con tanta cercanía. Un abrazo con cariño y feliz fin de semana.
ResponderEliminarSon muchos los que, como Sara, nos rodean y están necesitados de nosotros. No los olvidemos. Un abrazo!
ResponderEliminarAltea: gracias por el apoyo¡¡ Ayer estuve con ella y me comentó que está totalmente en manos de Dios.
ResponderEliminarTheo: Sara comenta que de todo lo que está pasando, hay una parte que se lo queda para ella y Dios. Imagino que es algo que sólo quien lo vive puede entender, como dices el cambio en la vida es total.
Teresa: bienvenida al blog. Pásate cuando puedas y quieras. A mi me encantó el post en tu blog sobre la peli del Papa JP II.
Elige la vida: cierto que hay tanta gente necesitada. Y que al principio reciben ayuda, pero al pasar el tiempo, volvemos a nuestra rutina y los vamos dejando solos. Y ellos lo notan.
Genial semana a los 4