Ya oscurecido, ponerse en camino.
Avanzar canturreando, con la seguridad de que luz necesaria no va a faltar.
Sentir que camino sola y a la vez somos impresionante cabalgata.
Disfrutar pensando que nos dirigimos a su casa para, empapados de felicidad, adorarLe.
Reir al darme cuenta que durante la marcha, al que vamos a adorar, ese Rey Todopoderoso, como un caminante más nos acompaña.
De toda la cabalgata, Él, el más audaz, acogedor, comprensivo, poderoso y divertido.
Mi Señor, Nuestro Señor.
Después de oír al rey, ellos partieron. La estrella que habían visto en Oriente los precedía, hasta que se detuvo en el lugar donde estaba el niño.
Cuando vieron la estrella se llenaron de alegría, y al entrar en la casa, encontraron al niño con María, su madre, y postrándose, le rindieron homenaje. Luego, abriendo sus cofres, le ofrecieron dones: oro, incienso y mirra.
Querida Mirian: Te deseo una Noche de Reyes, mágica y sorprendente y que la luz de su estrella te ilumine siempre en tu "caminor con rumbo" hacia el belén eterno.
ResponderEliminarPreciosa tu cabalgata ¿Puedo unirme a ella?
Un beso
Avanzar canturreando
ResponderEliminarpara espantar el miedo
que sentimos -es normal-
cuando la estrella que nos guía
se oculta
y solamente quedan
-como dicen los poetas-
la esperanza
y Belén
y el camino de vuelta.
Militos: me encanta sentirme en el mismo camino contigo y esta fantástica familia bloguera¡
ResponderEliminarD Javier: Cantaré mogollón en los momentos de sombras para que así, aunque sea para que me calle, vuelva a aparecer la estrella.
La historia que contaba el Jefe en el Evangelio, era algo así ¿no? (gracias por su comentario)