Hace apenas unas horas, con su luz sombreaba el sueño del Niño Dios
A saltos, a brincos mis pies seguían su reflejo
Y así mis besos llegaban a Sus Manos, y mis ojos acariciaban Su Sonrisa
Pero ahora no la encuentro.
Me siento revuelta y vacía, perdida y mareada.
Aunque recuerdo el camino, y alcanzo la cueva del Niño, no sé verlo.
El agua es pesada, la gruta traidora ya no protege del aire.
Miro alrededor nerviosa, agotada.
Mi Niño, mi Rey, dame el destello de tu estrella para poder encontrarte.
Solo querría volver a cantarte.
Querida Miriam, aunque no lo encontremos a Él...Él ya nos ha encontrado, así que sosiegate y, estés donde estés, cántale ¡qué Él sabrá escucharte!. Un abrazo con cariño y ¡feliz noche de Reyes!
ResponderEliminarGracias por el comentario
ResponderEliminar¿Sabes cuando piensas eso no, eso nunca me va a pasar a mi, a nosotros?
Y resulta que sí.
Temas de dinero, familia y orgullos heridos, que hacen temblar los cimientos de algo que parecía tan seguro...
¡Qué malo es el orgullo y venenoso el dinero¡
Darse cuenta de la debilidad de la persona, la mia y la de los otros, es todo un aprendizaje, algo doloroso.
Gracias por el comentario, ya estoy mejor más tranquila...
Esta noche Le cantaré al Niño
Bss