Hace unos diez días acudí al dentista, para despedirme definitivamente de una de mis muelas de juicio.
Iba pensando en las pelis del oeste, en la imagen del vaquero recostado, con una botella de whisky en una mano y medio borracho. El dentista con una rodilla sobre su pecho, invadiendo su boca con algún instrumento terrorífico.
Ya en la consulta, espero el triste momento estirada bajo un foco que se supone ilumina mi boca pero lo que hace es cegar mis ojos en cuanto osan abrirse.
Oigo al dentista, detrás de mi espalda, removiendo entre sus bártulos. Deduzco que intenta localizar algo.
Al final, sale en busca de la enfermera.
Yo sigo estirada, deslumbrada y sin moverme.
Vuelven los dos, pasan por delante de mis ojos semicerrados y se sitúan a mi espalda.
La enfermera le dice:
- Pero doctor, si la jeringuilla está aquí, en donde siempre se la dejo.
- Antes no estaba - le responde mezclando las palabras con sonoras sonrisas.
- Ya. Es que a estas horas y en viernes, ya ni vemos ¿verdad doctor?.
Y de repente, silencio.
- No, que no quería decir eso - dice la enfermera acercándose a mi cara - Que solo es una forma de hablar.
Sonrío. Se ríen.
El resto de la consulta transcurre bastante plácidamente.
Los pinchazos en la encía de algo que debe ser anestesia, son lo que más molesta.
Cada vez que pincha, el pie, mi pie, reacciona levantándose.
El dentista continua su trabajo dando toques en la dentadura.
A los pocos minutos da un par de pasos hacia atrás y yo que ya me preparo.
Ahora sí, cuando se vuelva a acercar seguro que ya ataca, agarra la muela y tira y tira y tira...
Se acerca un poco. El pie, mi pie, se levanta.
Y él me enseña la muela. ¿Os podéis creer que ya la había sacado?
- Anda- le digo sin pensar - si que era fácil.
Y llega el segundo silencio.
- Fácil y que te atiende un muy buen dentista- me dice él mismo, sonriendo
La verdad es que no solo no dolió sino que tampoco noté el efecto paralizador de la anestesia, ni se me hinchó la mejilla, ni se inflamó la encía. Ni entonces, ni a las pocas horas ni al día siguiente.
¡ Bravo por los dentistas ! ¡ Bravo por los buenos profesionales que disfrutan con su trabajo !
Vaya, Miriam... lo has relatado con un suspense que cuando el dentista te dijo "ya está" creía que te había sacado otra muela por error, jajaja. Me alegro mucho, Miriam. Un abrazo y feliz día.
ResponderEliminar¡Aaaaah, la silla del dentista!Algo parecido a la silla eléctrica.
ResponderEliminarEn cuanto te ponen la cabeza para atrás ya estás indefenso del todo.
Si que es un buen dentista, normalmente se pone la cara como un pan.
ResponderEliminarPero lo has contado de una forma muy divertida
Buenos días Miriam. ¡Ya ni la muelas! les tengo terror. Chica... tanto ¡bravo! por ellos ¿Vas perdiendo el juicio? Un abrazo.
ResponderEliminarSi escribe otra de estas a lo mejor me animo a ir al dentista. ¡Falta me hace!
ResponderEliminarMiriam, gracias por tu alegríay optimismo, contigo se puede ir al dentista o al fin del mundo. Eres un sol!!!! No cambies.
ResponderEliminarGracias, por este compartir en verdad que hay varios tipos de silencio que todos de alguna manera experimentamos pero cómo todos pasa que Dios le bendiga y gracias por compartir sus experiencia de vida que hablan de Dios muy unidas en oración y un abrazo muy fuerte
ResponderEliminarTeresa: Anda, no se me había ocurrido. Me da algo si se me lleva otra muela ja ja ja
ResponderEliminarAltea: Si, esa silla es tremenda. Es alucinante como la mente y el cuerpo se alían para ponerse en tensión, aunque tú no quieras. A la que me siento en la silla del dentista, me tengo que concentrar en relajar la tensión del cuerpo.
M Jesús: Es un buen dentista, y , por lo que me dijo, ayudó el que la muela ya había salido bastante. Me fue genial que no se me hinchara pq el día siguiente tenía una excursión-despedida de solteros, y no me apetecía nada ir con la cara en plan hamster¡
NIP: ja ja ja, muy bueno el comentario.
Será eso, que ya he perdido ¼ del juicio. A saber que escribiré cuando lo pierda todo¡
D Jav: Es necesarísimo ir al dentista. Pero después del comentario de NIP, mejor que no le toquen las muelas del juicio, o a saber como reaccionara el Gran Ratón de S Miguel
(Por cierto, ¿cómo hace para contestar uno a uno los comentarios?)
Sinret: Gracias por sus comentarios positivisimos¡¡¡.
En el trabajo discutian, en broma, a que compañero habría que enviar a Gran Hermano, para que ganara y repartirnos el premio entre todos (lo de la lotería de Navidad no nos ha funcionado)
A mi no me quieren enviar porque dicen que los telespectadores me echarían a la primera por no dar juego… Ja ja ja. Ya no tengo que sufrir pq me metan un somnífero en el café y despertar al día siguiente en Gran Herm.
Me alegro muchísimo de la buena experiencia y resultado.
ResponderEliminarYo tampoco me puedo quejar de mi dentista, es muy profesional y siempre tranquiliza.
La verdad es que esto es importante, porque si encima que la experiencia da un poco de reparo el dentista no te lo hace lo más llevadero posible..
Gracias Miriam,gracias por animar a...don Javier,por ejemplo.Yo era de las que en la sala de espera hubiese dejado pasar a media España...se ha sufrido mucho,pero eso es ya arqueología.Mi dentista es un sol,sabe como tranquilizar a una temblorosa Janusa,no hace nada de daño y una vez,cuando me dolían los párpados de tanto apretarlos me enseñó una muela en...las tenacitas.No había podido salvarla,un hueso de aceituna,dentro de una aceituna"sin hueso",fué el culpable.Miriam,contadora de historias relajantes,aqui tienes mi aportación.
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