Se casaba...

Isa se ha volcado mucho en la preparación de la boda de Olga, su hermana pequeña, para que la ausencia de los padres, ya fallecidos, en un día tan importante, sea lo menos dolorosa posible.

La tarde anterior a la boda, van a la peluquería los cuatro:  Olga, Isa y sus dos peques.

Y va la peluquera y le dice que no, que no les puede peinar.

Porque... les ha encontrado piojos¡¡¡

Imposible atenderlas... imagina que se llena la peluquería de piojos

Ufff, un drama

Olga  llorando. Las hija de siete años contentísima diciendo que el lunes no va al cole. La de cuatro llorando, porque de repente le pica todo.

Así que Isa se centra, se cuadra, hace callar a los peques, le enchufa un pañuelo a la hermana y negocia con la peluquera

Quedan que por un poquito más, irá mañana a primera hora a la casa de la novia, para peinarla.

- Y ¿si me contagió? - pregunta la peluquera

- No te preocupes, te compro un gorro para que te lo pongas.

- Entonces ¿le hacemos un recogido, un moño?

- No. Seguimos con el plan inicial, suelto con tirabuzones, y un mini recogido por los lados, para que no le caiga el pelo en la cara. 

Todo esto me lo cuenta Ana, ya tranquila y relajada, dos días después de la boda, tomando un cafe.

Le pregunto con sonrisa malvada

- Y...  ¿sabes si hay algún invitado contagiado?

- No, mujer. Que esos bichos no se contagian tan fácil. Anda, vente que nos hacemos una foto con el móvil. Pero acerca la cabeza que si no no sale.