martes, 13 de enero de 2015

Ilusiones

Le preguntó a su mamá por el ratoncito Pérez. Ella recordó los problemas que había tenido hacía unos días con las cabezas coronadas. El pequeño no podía creer que sus progenitores hubieran escondido durante varios días un paquete tan grande en el garaje sin que él se hubiera dado cuenta. Le parecía mucho más real que las tres coronas hubieran entrado aprovechando la noche, por la ventana , dejando  el obsequio en su sitio. Insistía en que lo primero no era posible y lo segundo era más lógico. El niño quería continuar con su teoría; aceptar otra hipótesis le suponía una gran carga
La madre dudó un momento. ¿Qué hacer? ¿Arriesgarse otra vez a unas horas de tragedia, llantos, rabieta y enfado? ¿O desviar el tema y darse un tiempo?. 
Se acercó a su hijo ,  y con voz firme contestó
 
- ¿el ratoncito Pérez? Yo no lo he visto nunca, no sé si viene o no. Pero por si acaso, siempre compramos algo y te lo dejamos debajo de la almohada 


                

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