Rosa de sonrisa

Esta tarde, andando por la montaña y al pasar una curva, como un gnomo que se encuentra con un plano de gigante, he tropezado con la vista de mi ciudad desde arriba.

Ante los ojos respiraba, lentamente, tranquila. Amplia y extensa. Repleta de edificios, casas chiquititas, algún parque, colegios, hospitales o instalaciones enormes que ocupan varias cuadrículas, calles, antenas y montañas.

Algunos edificios, más altos, ejercen de balizas, señalando puntos estratégicos que permiten situarse en el mapa.

Al fondo el mar, azul y plateado, punteado por decenas de veleros blancos. Sobre el mar, de repente, un avión cae en picado. En el último momento recupera y sube. Aparecen otros, en formación, preciosos. Y un tercer grupo que desprende humo rojo. Es el día de la exhibición aérea, tarde de contemplación del ballet con escenario de cielo. Desde los barquitos los espectadores ¿estarán aplaudiendo?

El sol entre las nubes, pero iluminando. Zonas de la ciudad repletas de luz, otras áreas, la mayoría, sombreadas. Un gran barco, un crucero, se aleja. Atardece

Tantas almas viviendo, dando sentido a su tiempo, actuando en esta ciudad teatro.

Es mi rosa de este domingo, mi alegría. Vivir rodeada de tanta gente. Poder sonreirles en el semáforo. Que esa sonrisa se les enganche en los ojos, viaje con ellos por la ciudad, por el plano. Que a algunos les provoque otra sonrisa y se contagie. Chispear este  mapa con sonrisas tiernas.