Cuarta Aparición: Martes 12 de diciembre muy de madrugada.
-Por favor presta atención a esto, ojalá que quede muy grabado en tu corazón, Hijo mío el más querido: No es nada lo que te espantó, te afligió, que no se altere tu rostro, tu corazón. Por favor no temas esta enfermedad, ni en ningún modo a enfermedad otra alguna o dolor entristecedor.
¿Acaso no estás bajo mi sombra, bajo mi amparo?
¿Acaso no soy yo la fuente de tu alegría?
¿Qué no estás en mi regazo, en el cruce de mis brazos? ¿Por ventura aun tienes necesidad de cosa otra alguna?
Por favor, que ya ninguna otra cosa te angustie, te perturbe, ojalá que no te angustie la enfermedad de tu honorable tío, de ninguna manera morirá ahora por ella. Te doy la plena seguridad de que ya sanó
Gracias por tu entrada y por tu cariño a la Madre común. ABRAZOS,.
ResponderEliminarMe abrazaré a esto en los momentos de duda y temor.
ResponderEliminarUn abrazo.
Confianza plena...
ResponderEliminarGracias por esta entrada.
Un abrazo.
Buenos días niña mía Miriam, la más pequeña de los que visito entre las fregantes rosas de los blogger.Un abrazo.
ResponderEliminarEso, eso, confianza plena en la Virgen...
ResponderEliminar¡Qué bonitas las palabras llenas de amor y poder de nuestra Madre querida del Cielo!
ResponderEliminarqué bueno que las hayas recogido así.
Un abrazo, Miriam.