El año se agota, no quiere irse. Sus últimos días se agarran con fuerza al relieve de la ciudad.
Las horas de las últimas mañanas intentan dar esquinazo al tiempo, escondiéndose entre los barrotes de los tejados, en las esquinas de los edificios, entre las tazas de café de la panadería.
Pero el día pasa, la luz se mueve y la sombra de los minutos, los delata y los descubre.
Al llegar la noche, las horas vividas se desvanecen.
Las más hábiles se escabullen en el interior de una mente en donde se quedan habitando como recuerdo estático.
Algunas incluso, consiguen variar la memoria, distorsionando situaciones o reproduciendo sentimientos o gestos que nunca se dieron.
El tiempo pasa.
Ya queda poco por modificar del 2011.
Una vez acabado ya no habrá posibilidad de mejorarlo. Ni de empeorarlo. Quedará así por siempre.
Hoy aún podemos buscar, en estas últimas horas, la reconciliación, la sonrisa, la entrega, el agradecimiento.
Para que el final de este año, quede por siempre jamás, rematado con armonía.
(El 2012, para casi todos, también incorpora últimos días, para arreglar lo que podamos estropear durante el año y agradecer lo no agradecido en los 11 meses. Pero conviene hacerlo antes, no sea que no te incluyan en el casi todos)
Feliz año 2012, Miriam.
ResponderEliminar¡Mil felicidades para el año entrante!
ResponderEliminarMuy Feliz y Santo año 2012 !!!
ResponderEliminarOtros diciembres vendrán...
Un abrazo.
FErnando y Capu: un muy feliz 2012, lleno de Dios, de paz, de confianza y de Amor
ResponderEliminarVisi, para ti también, pero ya te he felicitado en la otra entrada ;O)