En el metro, para distraer a los renacuajos, 5 y 3 años, y evitar que la liaran, nos pusimos a jugar a adivinar los colores de la siguiente estación. El niño adivinó dos. La peque, fiel a sus colores, no acertó ni una; siempre apostaba al rosa. (Por curiosidad ¿hay algún equipo de fútbol cuyo color sea el rosa?)
Cuando el juego empezó a cansarles, a punto de llegar a nuestra parada y con poquita gente en el vagón, les animé a golpear el suelo con el pie, como caballos domados, para avisar al conductor que la siguiente era nuestra parada, y que tenía que abrir las puertas.
El problema es que nunca recuerdo que la peque a pesar de ser peque, tiene una gran memoria. Ella sí se acuerda de todo.
Así que dos semanas más tarde, volvemos a coger el metro y al decirle yo que me de la mano, que ya bajamos, empieza a golpear el suelo con el pie, cual potrillo juguetón.
Y me mira en plan... ¿a que lo hago bien?
No quiero pensar en lo que dirá su otra abuela (no mi madre que ya me tiene calada), cuando vaya en metro con la renacuaja.
Esta entrada tenía que ir de que sólo Dios basta. Pero se me ha ido la cabeza por otro lado y ahora no sé como unir la anécdota con la reflexión.
Pues eso, que hay Alguien que sabe que a veces hace falta una oreja (aunque sea invisible) o un hombro (aunque no se sienta) o una palabra (silenciosa). Y se pone a tiro, no a través de un centro de energía y comunicación, o de un móvil, o un mail, o de un mensajero. No.
Se queda de verdad en persona, con todita Su Sangre y Cuerpo.
Aunque podría escucharme desde lejos.
Aunque podría hacerme sentir bien, con un simple toque al corazón desde su cielo.
Y solucionar todo problema con una palabra.
Pero no.
Viene y se queda.
Viene y se queda.
Prefiere estar aquí , a cambiar mis sentimientos desde lejos.
Demostrar que Dios está a mi lado, a demostrar que Dios puede aniquilar los problemas
Y eso, ese "detallazo", me tendría bastar.
Click -> Me basta
Me basta con saber que están en mí
y que nada nos puede separar,
ni la angustia, ni el hambre, ni el sufrir
ni el peligro, la espada o la precariedad.
y que eres el principio y el final
que te obedece el tiempo y el sol sale para ti,
que das orden al viento y deja de soplar.
Qué bonita reflexión....
ResponderEliminarA mí también me basta! Y eso me produce una gran alegría.
Eres grandeeeeeeee!!!! Viva Miriammmmmmmm!!!!
ResponderEliminar¡Una belleza! Gracias Miriam, mucha bendición
ResponderEliminarBuenos días Miriam. ¡Menuda colorida gran reflexión eucarística!. Lo malo de los renacuajos es su absoluta falta de encubrimiento jj. Un abrazo.
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