Me cuenta que ayer tuvo un disgusto impresionante.
Su marido se ha ido, por trabajo, toda la semana a Italia.
El domingo por la tarde-noche, ella y los niños le acompañaron al aeropuerto. Quedaron que él la llamaría al día siguiente mañana, ya que el avión aterrizaba tarde.
Cuando ella vuelve a casa, combina preparar la cena con coordinar el baño de los peques. Cenan, preparan la mochila y la ropa para el lunes y manda los niños a la cama. Un ratito de lectura, Emma ella sola y David escucha el cuento que le lee su madre.
Una vez apagadas las luces de los infantiles, toca acabar de recoger la cena, la cocina y poner un poco de orden en la casa.
Y entonces es cuando ocurre....
¡Horror! Descubre el anillo de casado de él en el cajón de su mesita.
Como no puede llamarlo porque aún está volando, llama a su madre
Entre pucheros le explica que su marido se ha ido sin el anillo.
No es que no confíe en él. Es imposible malpensar de alguien que está tan metido en su trabajo, que no encontraría tiempo para otra. Pero... ¿por qué se ha dejado el anillo? ¿Cómo ha podido olvidarse?
Cuando llama él al día siguiente, le cae una tormenta
Y mi pregunta es... ¿cuanta importancia dais a que él, o ella, lleve puesto el anillo de casado/a?
Una amiga mía que vive muy lejos del Perú olvidó su anillo en casa de su mamá, luego de una Navidad que pasó acá. Con las prisas del vuelo de regreso, lo dejó junto con su reloj, algo de plata y sus lentes de repuesto.
ResponderEliminarSi es de buena fe, un olvido lo tiene cualquiera. Recalco lo de la buena fe.
Gabriela, es que yo no entendía pq olvidarse el anillo era tan importante
EliminarPero por lo visto sí lo es, al menos para esa chica y para mucha gente.
Ella no supone malas intenciones del marido, pero ha oído tantas historias de otros maridos, que ...
Ahora, explica el ataque y la bronca al marido, entre avergonzada y sonriente
Dice que luego le pidió perdón por la bronca... aunque no está de más haber dejado las cosas claras, dice riéndose.
Buenos días Miriam. Mucha, es un buen espantapájaros -aunque algunos vean en ello todo un reto- y además tal y como van las cosas una inversión segura que se revaloriza gramo a gramo. Depende la zona de la Italia que visite comprendo que deje en casa el anillo, la cartera, las gafas y la funda del diente de oro. Un abrazo.
ResponderEliminarNip¡¡¡ Genial el comentario sobre Italia Se lo comentaré a la chica, para que le sirva de consuelo.
EliminarMe contaba una compañera, que su madre, llevó a vender un montón de "restos " de oro que guardaba (trocitos de cadena, un pendiente, un trocito de un reloj, el cierre de otros pendientes... ) Se los han comprado por un total de 4000 euros¡¡¡
Y sí, hoy en día, nos empapan de un estilo de vida tan retorcido que un anillo, en vez de barrera es reto. Tristísimo por no decir patético
Creo que sí tiene importancia...
ResponderEliminarNo es solo un anillo, sin más: se llaman alianzas por algo.
Cierto anónimo, gran parte de la clave de su importancia viene reflejada en su nombre, alianzas. No había caído en ese detalle.
Eliminar¡Uffff! Yo entiendo las 2 partes. A mí, que me molestan TANTO, TANTÍSIMO los anillos, pulseras y demás, entiendo que el marido se lo quitase un ratito en casa por lo que fuera y luego, con el lío del viaje....
ResponderEliminarY también entiendo el nerviosismo de la mujer. Las alianzas son un recordatorio continuo, casi algo así como un ángel de la guarda. Y salir por ahí sin ella es un peligro, aunque haya sido sin querer. Hay cada lagarta...
Pero por favor, ¡que esto no sea el principio del fin!
Altea, yo es q soy tan desastre olvidando o perdiendo cosas, que no podría quejarme de nadie, no sería justo. Lo que no quiero perder, no me lo saco nunca, es el único sistema.
EliminarSobre la chica, no creo que sea el fin. Ella es de "explosiones" y me da que él ya la conoce. Aunque en cierto sentido son explosiones controladas.
El día que no se queje en plan exagerado... entonces sí temblaremos todos