¿Dónde ha quedado la chispa vivaz de sus ojos?
Esa fuerza de amor y alegría que desprendía su mirada
¿Quién se la ha arrebatado?
Hace apenas unas semanas, acababa el día agotado. Pero no se retiraba a descansar, seguía atendiendo a los que requerían su palabra. Su rostro, aun extenuado, seguía iluminando,
Ahora se arrastra destrozado, cubierto de llagas. Ya sin descanso.
Todos los que recibieron su ayuda, ¿ ahora le desprecian y humillan?
Le he dejado solo.
Otra vez.
Y le he herido en sus heridas.
Lo siento.
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